La tacañez de Coca Cola
La embotelladora de Coca Cola ganó el año pasado 331 millones, de los que aproximadamente la mitad, 150 millones, se destinaron a repartir dividendo entre sus accionistas, entre los que destaca la familia Dourella. La empresa vuelve así al dividendo tras un 2013 complicado por culpa de la reestructuración de sus plantas en nuestro país. Aún así la empresa muestra un músculo extraordinario el volver a un beneficio recurrente elevado. Ojalá hubiera muchas sociedades como esta en España. Los excelentes resultados de la embotelladora confirman, como publicó elEconomista, que no tenía sentido acogerse a una de las cláusulas de la reforma laboral, concretamente la de reestructuración societaria, para despedir a sus trabajadores con 20 días por año en lugar de los 45, cuando se trata de una sociedad con beneficios sólidos. Empresas como Coca Cola deben ser un ejemplo para las demás, sobre todo cuando su lema es promover la felicidad. El comportamiento de la familia Dourella propicia el rechazo a la clase empresarial en su conjunto y favorece la llegada de formaciones de izquierda, como está ocurriendo en la joven democracia española.