Grecia camina a la quiebra en el euro
Los próximos días serán decisivos para una solución de la crisis griega. El primer ministro, Alexis Tsipras, reconoció ayer que ahora comienza la negociación real. El plazo temporal es final de mes, aunque en realidad la fecha que todos tienen en la cabeza es 25 y 26 de junio, fecha de la cumbre de los líderes de la Unión Europea. Antes, el jueves 18 habrá un encuentro que debería ser el punto de partida del último intento para lograr un compromiso. Se habla de una posible reunión el fin de semana en caso de que las conversaciones vayan por buen camino. Pero no nos engañemos, las posiblidades de alcanzar un compromiso son muy escasas. Tsipras repite de manera machacona que cualquier compromiso debe pasar por una quita. El FMI hace una semana que se levantó de la mesa de negociaciones porque no tolera una rebaja del montante total, ya que ello abriría la puerta a que todos los países del Tercer Mundo pidieran lo mismo. Merkel, por su parte, sufre una fuerte oposición en su país para hacer cualquier concesión, además de que el acuerdo final debe ser ratificado en el Parlamento. Finlandia celebra elecciones y cualquier concesión será aprovechada por la oposición para acribillar al Gobierno. Con este panorama, cobra cada día que pasa mayor protagonismo la quiebra dentro del euro, como hizo California, que sigue teniendo el dólar. A partir de ahí, nadie sabe muy bien cómo serán los pasos siguientes. El Gobierno griego se vería forzado a emitir una especie de euro bis, respaldado por el Banco Central griego, que en sus primeros cambios cotizaría a la par de la moneda única. Pero que ineludiblemente se verá depreciado con el paso del tiempo, al igual que le ocurre al dólar argentino o al bolívar venezolano. Ello conducirá a un empobrecimiento de la población. Si Grecia quiere mantenerse en el euro, tendrá que pactar una quita con los acreedores, que le exigirán a cambio duros ajustes. El futuro de Grecia está en manos de Tsipras en teoría, aunque la verdad es que el propio futuro de Tsipras está en el aire si Grecia impaga a final de mes.