Un país fragmentado, pero gobernable

Las elecciones de este fin de semana demuestran que el bipartidismo aguanta, maltrecho pero aguanta. Hasta el líder de Podemos, Pablo Iglesias, reconoció que «los viejos partidos» tardan en derrumbarse y que tendrá que seguir trabajando. El PP gana, por la mínima, aunque le costará gobernar porque todo va a depender de si hay pactos entre los socialistas y Podemos. Una alianza que puede marcar el resultado de las generales. El PSOE también resiste y queda claramente como segunda formación política. La victoria de Podemos en Barcelona y en Madrid (en alianza con otros partidos) ofrece una imagen irreal de la fuerza real de este partido, ya que está representado sólo en las grandes ciudades. El resultado proyectado en las elecciones generales dejaría al partido de Pablo Iglesias como una fuerza minoritaria y sin opciones para gobernar. Serán por tanto uno de los dos grandes partidos tradicionales los que tendrán, una vez más, la lleve de la gobernabilidad en nuestro país.

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