Que Tsipras no cante victoria
Si yo fuera Alex Tsipras, nuevo primer ministro griego, no cantaría aún victoria, porque Grecia tiene que pagar este ejercicio cerca de 30.000 millones de deuda y no podrá hacerlo sin el apoyo de la Troika (FMI, BCE y UE). Además, la deuda griega ya no está en manos de la banca alemana o francesa, sino de la Troika, en un porcentaje de alrededor del 70 por ciento. Es decir, que si mañana deja de pagar, no se produciría un efecto dominó sobre la banca europea como ocurría hace unos años. La banca ahora sólo tiene el 1 por ciento en sus balances. Tsipras está entre la espada y la pared. Sólo le queda un camino, aplicar los ajustes para que le alargue los plazos y pueda cumplir sus compromisos. Lo contrario es apostar por una expulsión del euro, que haría retroceder a Grecia varios años y empobrecería de golpe a su población. Que vayan tomando nota los seguidores de Podemos