La muerte de dos colosos en una semana
Una semana trágica, en la que hemos despedido a dos colosos empresariales, dos hombres que impulsaron el desarrollo de sus grandes corporaciones y con ello el de toda España. Me refiero, como ya habrán adivinado seguramente a los presidentes del Santander, Emilio Botín, y de El Corte Ingles, Isidoro Álvarez, que ayer nos dejó definitivamente. Botín era un trueno, desbordaba anergía hasta los últimos minutos de su vida; Isidoro Álvarez era de carácter mucho más reservado y hacía tiempo que arrastraba su enfermedad. Los dos han contribuido a su manera a transformar sus grupos empresariales en referentes. Las comparaciones son odiosas. No voy a entrar en esa trampa, porque se trata de negocios distintos con características muy diferentes. La internacionalización de El Corte Inglés, la asignatura siempre pendiente, es muy difícil en los grandes almacenes por la necesidad de ubicarse en edificios emblemáticos situados en el centro de las grandes ciudades. Los grandes almacenes españoles han salido fortalecidos de la crisis, con un modelo de negocio diversificado y más dimensionado para lanzarse a la aventura exterior. El Corte Inglés aprovechó para sanear su estructura financiera, precisamente de mano del Santander. Una circunstancia que le permite encarar mejor el futuro. Isidoro Álvarez tuvo, además, la preocupación de designar a su sobrino, Dimas Jiménez, hace ya varios años como el sucesor, como hiciera Ramón Areces con él.