Asia

Las dimisiones de dos ministras en Japón vuelven a abrir una crisis en el Gobierno

    Shinzo Abe, primer ministro de Japón. <i>Imagen: EFE</i>


    La pasada semana fue aciaga para el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y su Partido Liberal Democrático. Todo empezó con el escándalo financiero en que estaba involucrada la ministra de Economía, Yuko Obuchi. El Partido Democrático, principal fuerza de la oposición, denunció el supuesto uso ilegal de fondos públicos. Medios nipones desvelaron la contabilidad de una organización política vinculada a Obuchi, que descubría pagos de actividades ajenas al cargo como la compra de entradas de teatro para sus seguidores, gastos personales de la ministra o de productos en los comercios de sus familiares. La malversación de fondos estatales asignados a su organización tuvo lugar entre 2010 y 2011, cuando Obuchi era parlamentaria. Ascendería a 26,4 millones de yenes (unos 190.600 euros). La titular de la cartera de Economía, Comercio e Industria dimitió.

    Poco después renunciaba la ministra de Justicia, Midori Matsushima, también involucrada en un escándalo por presunta violación de la ley electoral. Había pagado con dinero público la fabricación de miles de abanicos de papel durante las elecciones. Repartió esos abanicos con su imagen en una fiesta celebrada en su distrito electoral, cuando la legislación vigente prohibe obsequiar a los votantes con bienes de valor.

    Conviene tener presente la nimiedad de estos presuntos delitos comparados con los abusos de anteriores administraciones. Destaca, no obstante, la torpeza con la que ejecutaron las irregularidades.

    Desgaste

    El Gobierno del primer ministro, uno de los más estables en la historia de la posguerra de Japón, se encuentra en un momento de desgaste. La delicada situación del Ejecutivo llega en vísperas de la prevista aprobación de decisiones impopulares como la subida del impuesto de compras y la reapertura de las centrales atómicas después del desastre de Fukushima.

    La doble dimisión presentada por las ministras de Economía y Justicia, recientes apuestas personales de Abe, supone el golpe más duro hasta la fecha para su meta de potenciar el rol de la mujer. El nombramiento de Obuchi fue el más destacado en la remodelación del Gabinete el pasado 3 de septiembre, primera realizada por Abe desde que llegó al poder a finales de 2012. En ella nombró a cinco nuevas ministras. Un número de carteras en manos de mujeres que no se veía en Japón desde hacía más de diez años. Las dimisiones llegan además en un momento en el que otros dos de sus últimos nombramientos femeninos encaran duras críticas.

    Aunque la mayoría de las ministras estaban al frente de carteras menores ese no era el caso de Yuko Obuchi. Por eso resulta contundente la dimisión de la hija menor del exprimer ministro Keizo Obuchi (1998-2000). A sus 40 años se había convertido en el rostro más representativo de la estrategia de womenomics del primer ministro conservador. Fue el nombramiento estrella de su remozado Gabinete al obtener un puesto desde el cual debía lograr el delicado proceso de reactivar algunos de los 48 reactores nucleares que permanecen cerrados. Al margen de haberse convertido en la persona más joven en acceder a un cargo de ministro desde el final de la II Guerra Mundial, Obuchi era considerada por la mayoría de expertos como la mujer mejor posicionada para convertirse en la primera jefa de Gobierno de Japón en el futuro.

    Abe ya tuvo que abandonar el poder en su primer mandato (2006-2007) por la concatenación de escándalos de corrupción que provocaron dimisiones e incluso un suicidio. En comparación su primer mandato el segundo, que empezó en diciembre de 2012, había sido plácido o, al menos, relativamente tranquilo hasta la semana pasada. Según las encuestas, el nivel de aprobación del Gobierno de Abe cayó al 48,1 por cien. Señalar que estos nombres son fundamentales para mostrarse como un defensor del papel de la mujer en una sociedad machista, lo que le hizo subir en las encuestas. Irónicamente, ahora estas dimisiones propiciaron que volviera a caer su valoración.