Andalucía

Andalucía, un legado en positivo



    Por Antonio Ramírez de Arellano. Diputado del PSOE-A en el Parlamento de Andalucía. Portavoz de Hacienda, Industria y Energía

    Hay voces que achacan a la sorpresa -ni ellos se

    lo esperaban- las dificultades de los primeros

    pasos del nuevo Gobierno de la Junta de

    Andalucía, un bipartito PP-Cs minoritario en el

    Parlamento, que precisa de los votos de Vox

    para cada decisión, destacadamente en los Presupuestos. Ellos

    mismos elevaron las expectativas al declararse preparados para

    asumir el Gobierno desde el mismo 2D, con un espíritu

    reformista que no admitía aplazamientos. Tras casi tres meses,

    sin embargo, se van agotando las excusas para que el nuevo

    Gobierno actúe dando la adecuada impresión de conocimiento,

    de orden y de dinamismo. El nuevo Gobierno habla de la

    herencia recibida con una connotación negativa, que evita

    reconocer que, más bien al contrario, la situación general es

    positiva, fruto del esfuerzo colectivo -y no de un Gobierno o

    partido en solitario- en un momento y en un contexto histórico

    muy complicado. ¿Qué legado ha recibido el gobierno que

    preside Juan Manuel Moreno Bonilla? Andalucía se ha

    enfrentado desde 2013 a circunstancias muy adversas, pero ha

    concluido 2018 con una recuperación general de los indicadores

    económicos a valores previos a la crisis: PIB de 166.000

    millones de euros, con más 33.000 millones de exportaciones,

    más de 500.000 empresas y casi 3,1 millones de empleos. De

    hecho, Andalucía ha liderado en España y en la UE la creación

    de empleo en este periodo. La Política Económica se sustentó

    en cinco vectores: capitalización productiva, ganancia de peso

    del sector industrial, internacionalización de la economía,

    cantidad y tamaño del tejido empresarial y compromiso con la

    estabilidad presupuestaria. Faltaron inversiones del Estado,

    talón de Aquiles tradicional. La acción de los Gobiernos de

    Susana Díaz fue responsable, y el compromiso de los agentes

    sociales, de empresarios y de trabajadores, ejemplar. Pero la

    mejor de las transmisiones realizadas es la que afecta a la

    evolución de los factores productivos. La formación de nuestros

    jóvenes, la incorporación a la Sociedad de la Información y la

    dotación de infraestructuras económicas y sociales, entre otros,

    son equiparables a cualquier país avanzado del mundo. La

    economía andaluza es competitiva y su crecimiento potencial es

    notable. Buen patrimonio. Pero el nuevo Gobierno no atina en

    sus primeras propuestas: que los parados emigren, dudas en

    materia de igualdad, copagos en salud, elitismo en educación,

    bajada de impuestos sólo a las grandes fortunas… Políticas y

    mensajes que muchos creíamos bien bajo llave en el baúl de los

    (malos) recuerdos.