Después de la subida de tipos decidida ayer por el BCE, hasta el 3,25%, hay ahora más inversores convencidos que estamos al final del ciclo de subida. Eso, a pesar de que el presidente del banco central, Jean-Claude Trichet, mantiene su retórica habitual de que continúan las presiones inflacionistas y que los tipos seguirán subiendo para controlarlas.
Efectivamente, hay argumentos en favor de una 'pausa' en las subidas de tipos del BCE, al igual que para la pausa que adoptó la Reserva federal en agosto: el cóctel que forman una inflación en la eurozona del 1,8% -por debajo del objetivo declarado por el BCE del 2%-, el enfriamiento del crecimiento mundial, un crecimiento del PIB europeo que puede bajar hasta el 2% en 2007, la reforma fiscal que va a subir el IVA en Alemania, etc.
Pero no hay que vender la piel del oso demasiado pronto. En Bolságora estamos convencidos desde el inicio del ciclo alcista de que, salvo que se produzca una sorpresa muy negativa sobre el crecimiento, Trichet quiere devolver los tipos monetarios reales (una vez restada la inflación) en línea con el potencial de crecimiento del PIB de la eurozona; es decir, alrededor del 2%.
Tras la subida de ayer, nos encontramos actualmente con unos tipos reales del 1,5%, en torno al 0,8% por debajo del techo del ciclo anterior de subidas que terminó en el año 2000 (con un tipo real del 2,3% en octubre de 2000). Es verdad que 2006 no presenta los excesos de 2000 –la burbuja tecnológica-, pero es fácil ver que falta alrededor de medio punto de subida para que el BCE cumpla su tarea.
Sólo si la inflación o el crecimiento del PIB se desaceleran hacia la zona del 1,5%, o si el dólar cae de forma abrupta contra el euro, el BCE podría empezar a hablar de pausa. De momento, no parece ser ése el camino que sigue la zona euro ni el billete verde.