El mercado parece haberse estancado, a la vista de lo ocurrido en las dos últimas sesiones.
El optimismo brilla por su ausencia, pero los bajistas tampoco son capaces de aprovecharlo y hacer caer a los índices con fuerza. Es decir, los bajistas no pueden tumbar al mercado pero los alcistas tampoco pueden levantarlo.
A juicio de numerosos observadores, el sentimiento tampoco es tan negativo como transmiten los medios. No hay hostilidad ni pánico en el mercado, pero hay un altísimo nivel de prudencia. Hay falta de confianza. Los alcistas tienen muchas dudas, por eso los rebotes se acaban enseguida. Los inversores en tendencia prácticamente han desaparecido precisamente por la falta de tendencia, y no hay nada que atraiga unas compras sostenidas en la actualidad.
Los que quieren comprar no van a lanzarse a hacerlo hasta que no vean que alguien lo hace antes, es decir, hasta que no tengamos un rebote consistente del mercado primero. Y mucha gente no es bajista, pero tienen demasiadas dudas como para hacer algo más allá de un trade rápido. El problema es que no hay ningún motivo para esperar que esto cambie antes del Año Nuevo. Probablemente, los inversores pueden irse de vacaciones sin miedo.