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Éramos pocos, y cayeron bombas: Wall Street se mueve con una volatilidad extrema

Carlos Doblado para Bolságora
7:58 - 17/12/2007

Bombas atómicas, así le llaman los japoneses, maestros en la guerra y los negocios, a lo que sucedía esta semana en Wall Street, que se movió con una volatilidad histórica. No se recordaban jornadas de una volatilidad como la que vimos la semana pasada. De hecho las estadísticas dicen que acontecimientos como los vividos se habían registrado sólo en cuatro ocasiones desde 1994.

Lo que estamos viendo tiene de hecho un nombre en la jerga del análisis chartista oriental: bombas atómicas. Desconcierto máximo. Y es que si anda el mercado, que ha creado el terreno perfecto para que a un trader se los coman entre la volatilidad y sus propios nervios, para que, si le da por moverte demasiado, le devore la aparente oportunidad por no haber medido los riesgos. Y mire, como dicen los japoneses, maestros en el arte del combate y los mercados: morir en vano, no es divertido. Como nos ha dicho Sun-Tzu en su inmortal arte de la guerra: evite el combate que no puedas ganar. Cualquier enfrentamiento supone esfuerzo y posibilidad de ser vencido. Ganará aquel que sepa cuando luchar y cuando no.

Wall Street se hundió el martes después de que la Reserva Federal defraudase a los inversores. Los tipos oficiales bajaron, pero muchos esperaban un recorte de medio punto dado que temen que la economía pueda caer una recesión a menos que el banco central intervenga con más agresividad. Además, las expectativas de mayores rebajas de tipos se frustraron debido a un comunicado que mostró gran preocupación por la inflación. Y los datos de precios publicados esta semana dejan a las claras que la Fed no se preocupa en vano.

Durante la semana supimos que los precios de importación norteamericanos registraron una acelerón del 2,7 por ciento en noviembre, la mayor subida mensual en 17 años, para situar la tasa interanual en un espectacular 11,4. Posteriormente conocimos que los precios industriales escalaron muy por encima de lo esperado en noviembre, el 3,2 por cien ¡La mayor subida en 34 años! Y el viernes tuvimos un dato de IPC que superó los peores augurios, situándose en el 4,3 por ciento tras incrementarse en ocho décimas, la mayor alza en dos años.

Por si fuera poco, los datos de ventas al por menor mostraron que el consumidor norteamericano no parece haberse contagiado claramente de las crisis inmobiliaria que vive Estados Unidos, de modo que habrá que convenir que, en su extremadamente difícil y decisiva tarea, Bernanke hace lo que puede, manejando los tiempos para no tira por la borda la credibilidad de un banco central que vive con la obligación de velar por el crecimiento al tiempo que por los precios. En Estados Unidos, a diferencia de lo que pasa con nuestro BCE, crecimiento e inflación, ambas dos, forman parte del eje que debe regir la política monetaria. Vamos, que la cosa está que arde...

Y como no teníamos bastante enredo, el ex presidente de la Fed, Alan Greenspan, nominado de nuevo en 2007 al hombre que más levanta el precio del pan cada vez que habla, volvió a decir que considera probable una recesión en 2008 con un 50 por ciento de probabilidad. Vamos, que éramos pocos, y parió la abuela. No es de extrañar que en Wall Street cayeran bombas. Bombas atómicas.

Pero seguimos en realidad donde estábamos, intentando rebotar desde una gran zona de soporte pero sin poder descartar un movimiento lateral o un nuevo ataque de los bajistas. De hecho, si miramos en el primero de los gráficos veremos que el rebote del Ibex midcaps parece una simple pauta de rebote que conocemos como cuña, tras la que los precios estarían en condiciones de atacar nuevamente niveles de soporte. Esto vendría además respaldado por la fuerte subida del sentimiento alcista que se ha visto últimamente en la encuesta de Investors Intelligence, la más popular herramienta de la teoría de opinión contraria, al producirse sin haber llegado antes a un nivel de pesimismo relevante.

Siguiendo esta encuesta, parece que los precios podría volver a tener que aproximarse a niveles de mínimos horizontales tan relevantes como el que muestra el que me parece el índice más revelador de este momento: el Russell 2000.

Por encima de la zona de máximos de esta semana, la renta variable dejaría un buen patrón de suelo; pero sin ello, el alza sigue siendo un rebote y la recaída una amenaza. La recaída, sin embargo, tiene un aliado inesperado en el dólar/yen gracias al fortalecimiento que contra todas las divisas está viviendo el billete verde. Toda recaída de las acciones en los últimos meses se ha dado con éste a la baja, pero curiosamente, esta semana el dólar/yen pasó por alto todos los problemas de la renta variable y continuó con su rebote. Técnicamente, es la mayor esperanza de los alcistas.