Los malos cronistas y analistas de bolsa sólo hablan de volatilidad en los días bajistas: cuando la bolsa sube, gana; pero no baja, sino que sufre volatilidad. La sesión de ayer fue de grandes oscilaciones, igual que la del lunes. Pero si entonces el mercado se vino abajo, ayer acabó con un rebote notable.
Visto con una perspectiva más amplia, Wall Street se ha metido en una dinámica de fuertes caídas seguidas por rebotes igual de fuertes, es decir, la volatilidad está volviendo a los niveles del verano.
El Dow Jones, que en ningún momento llegó a entrar en negativo, cerró con un alza del 1,69%, 215 puntos, aunque no fue capaz de recuperar los 13.000. El S&P 500 no rebotó con más fuerza pese a haber caído más en los últimos días, sino que se anotó el 1,49%, y el Nasdaq recuperó el 1,57%.
La situación no varía pese al rebote. Los índices, en especial el S&P, se encuentran en niveles de soporte crítico, que de momento están aguantando. Sin embargo, el fondo del mercado sigue siendo pesimista y nuevas noticias negativas sobre la crisis de crédito pueden acabar perforando esos soportes.
De momento, ayer el mercado contó con el apoyo de Citigroup, que rebotó el 1,7% tras su reciente descalabro tras anunciar que Abu Dhabi ha inyectado al banco 7.500 millones de dólares que le vienen como agua de mayo con la que tiene encima.
Ayer volvieron a publicarse datos económicos, y fueron tan malos como en los últimos meses: la confianza del consumidor cayó en noviembre hasta 87,3, muy por debajo de los 90,2 puntos esperados por el mercado. Asimismo, los precios de la vivienda volvieron a caer un 4,5% en septiembre. A pesar de ello, el presidente de la Fed de Filadelfia mostró su oposición a volver a bajar los tipos en diciembre.
En otros mercados, el petróleo cayó con fuerza, 3,28 dólares hasta 94,42. También el oro recortó un 2%. Los bonos cayeron con la recuperación de la bolsa, de forma que su rentabilidad subió al 3,07%. Esta recuperación también alentó al dólar, que recuperó hasta 1,4824 unidades por euro.