El índice Nikkei ha caído al cierre 633,94 puntos, o el 6,18%, hasta situarse en los 9.620,49 unidades, mientras que el índice Topix bajó 68,55 puntos, el 7,46%, hasta los 846,96 enteros. Estas contundentes caídas reflejan a la perfección la reacción del mercado al devastador terremoto del pasado viernes y confirman el deterioro técnico que ya señalábamos el viernes tras la pérdida de los 10.428 puntos, lo cual ya permitió ver una clara secuencia de máximos y mínimos relativos decrecientes en base diaria, que es algo que define a todo proceso bajista. La cesión de los 10.180 puntos, que eran el origen del último impulso alcista visible en semanal y hasta hoy los mínimos del año, confirman que el Nikkei ha entrado en fase de reacción a las subidas de los últimos meses. La cuestión ahora será ver si el deterioro va a suponer un cambio en la tendencia alcista principal, para lo cual las caídas deberían de profundizar por debajo de soportes fundamentales que aparecen actualmente en los 8.600 puntos, o simplemente estamos delante de un ajuste brusco del último gran movimiento alcista que tuvo su origen en los mínimos de septiembre del año pasado en los 8.800 puntos y que lo llevó recientemente a los 10.891 puntos. De momento, con las fuertes caídas de corto plazo lo que hemos visto ha sido una corrección de dos terceras partes de este movimiento. Alcanzar la zona de los 9.500/600 puntos, tal y como señalábamos el viernes, sería sólo un mal menor. Si se pierden los 9.500/600 puntos, que además coinciden con una directriz alcista experimental (éste sería el tercer punto de contacto), sería muy probable que el Nikkei trate de buscar la zona de mínimos del año pasado a la altura de los 8.800 puntos o el soporte decreciente de los 8.600, que es la clavicular de un patrón bajista que cancelaría el intento de reestructuración alcista a medio plazo, iniciado en los mínimos de 2008 y 2009 en 7.000 puntos, de la principal referencia japonesa.