La pregunta del millón después del comportamiento del mercado en las últimas semanas es si éste ha hecho suelo. La respuesta debería ser que sí de acuerdo con los parámetros tradicionales: una volatilidad muy elevada suele acompañar a los suelos del mercado. Sin embargo, la volatilidad actual es muy superior a la de cualquier período anterior, por lo que los indicadores tradicionales pueden haber dejado de funcionar.
Según una mayoría de analistas americanos, los días de ventas excepcionalmente fuertes seguidas por días de compras igual de importantes indican el final de una caída. La lógica es que, cuando el mercado se acerca a un suelo, los inversores tienden a ser presa del pánico (el famoso pánico vendedor) y venden masivamente; entonces, una vez que el mercado limpia todo ese papel, los alcistas irrumpen con grandes órdenes de compra que señalan el inicio de un 'rally'.
El problema es que últimamente hemos tenido tantos días de ambos tipos que su significado se está desvirtuando. Según la firma de análisis Lowry, hemos tenido uno de esos días (de fuertes compras o ventas) cada 3,5 sesiones, algo que no se había dado nunca desde 1933.
Una forma habitual de medir este tipo de sesiones es comparar el volumen de los valores que suben y en el de los que bajan; si el volumen de ambos grupos es el mismo en un día determinado, el ratio sería del 50%. Otra forma es fijarse en el movimiento total, en dólares, de ambos grupos. Los días significativos son aquellos en los que el 90% del volumen va en la misma dirección y el 90% del movimiento de los precios también (conocidos como días de 9 a 1).
Este tipo de sesiones predijeron correctamente el 'crash' de 1987 y la recuperación posterior (el día anterior al suelo del mercado fue una sesión de 9 a 1 bajista y el día siguiente, alcista). Lo mismo ocurrió en los suelos de 1990, 2002 y 2003. Desde ese año, cuando comenzó la actual tendencia alcista, ha habido muy pocos días de 9 a 1: 10 en total entre 2004 y 2006. Aun así, a mediados del año pasado este indicador funcionó para señalar una repentina corrección y la recuperación posterior.
Pero ahora la pauta se ha generalizado como nunca en la historia. Desde los máximos del 19 de julio (en Wall Street), ha habido nueve días de 9 a 1, seis bajistas y tres alcistas. Entre el 24 de julio y el 14 de agosto hubo cuatro sesiones bajistas. Luego siguieron tres días alcistas hasta finales de agosto y otros dos bajistas, incluido el viernes pasado tras el dato de paro. Y además de ser tan frecuente, se está produciendo sin que los índices hayan bajado más del 10% desde máximos; en el pasado, este indicador sólo se daba después de caídas superiores al 20%.
Todas estas anomalías ponen en duda la validez de esta señal teórica de un suelo. Y detrás de esta pérdida de validez, los analistas tienen claros los culpables. Los primeros son los 'hedge funds' y otros inversores dedicados al trading a corto plazo, cuyo peso en el mercado se ha disparado (hay días que suponen el 40% del volumen). Si varios grandes fondos, con un fuerte apalancamiento para amplificar su impacto y siguiendo estrategias similares, utilizan parecidos programas de ordenador para hacer los mismos 'trades' al mismo tiempo, pueden generar sesiones de 9 a 1 sin que ello signifique un cambio en el sentimiento del mercado.
'Estas sesiones pueden significar el final de una corrección poco significativa o haberse convertido en una señal incoherente que sólo implica que los inversores están ansiosos', reconoce Tim Hayes, de la firma Ned Davis.
El segundo culpable es la todopoderosa SEC, la CNMV norteamericana. La razón es que, a principios de julio, derogó una antigua norma que sólo permitía a los inversores vender valores prestados para ponerse bajistas (cortos) después de una subida de precio en mercado. Esta norma se instituyó tras el 'crash' de 1929 para evitar ventas masivas. Desde julio, los bajistas pueden vender en cualquier momento.
Muchos traders consideran que ahora los 'hedge funds' tienen todas las facilidades para vender masivamente y hundir los precios en las caídas, después de las cuales tienen que recomprar más acciones para cerrar sus posiciones bajistas, lo que exagera también las recuperaciones posteriores.
Todo ello provoca tantos días de 9 a 1. Y lo peor de todo es que la actual volatilidad puede asustar a los inversores particulares, lo que aumentaría el peso de los hedge funds' y exageraría aún más los movimientos que provocan. De forma que cada vez va a ser más difícil predecir los suelos del mercado.