Semana de dolor para el Ibex, mientras Europa y Wall Street festejaban máximos del ciclo que nacía en 2003. ¿Es la venganza de los viejos roqueros o el Ibex tienen sexto sentido? Comentaba el Financial Times, tras el fuerte correctivo que vivían las inmobiliarias en bolsa, que el mercado inmobiliario español muestra 'todos los signos de una burbuja a punto de estallar y que el contagio al sector europeo dependerá de si se extiende el pánico inversores'.
Pues sí, algún día, que no es el mercado inmobiliario tan distinto a los demás. De momento también se mueve por cuestiones de oferta y demanda, y también en él se acusa de todos los males a ese ente que son los especuladores y al que recurre siempre cualquier Gobierno, o inversor que se dé un porrazo por haberse saltado todas las reglas del control del riesgo en medio de un delirio de grandeza, para echar balones fuera. Nada nuevo.
Pues sí, puede que sea vez, como pudo serlo antes, como podría ser dentro de un lustro. ¿Quién demonios sabe eso a priori? Como siempre le comentamos, el giro de un mercado no puede localizarse a priori sino que va construyéndose. Sabemos que síntomas presenta una corrección, pero no si será estructural desde los inicios. Por eso es tan importante vender llegado el momento. Qué diferente habría sido la vida para más de uno que esperaba forrarse con Astroc si hubiese sido consciente y consecuente con lo que siempre digo desde aquí: que esto es como lo de Pedro y el lobo, que no se sabe cuando llega la verdadera galleta, por lo que hay que reaccionar vendiendo por sistema cuando el riesgo aumenta para no quedarse pillado el día que va en serio. Esa es la gran ventaja de un especulador bursátil, puede salir del mercado en tiempo real. Lo de los pisos será otra historia lamentablemente.
Nuestra bolsa acusó la caída de las inmobiliarias, pues es sabido que buena parte de nuestro modelo de crecimiento depende de ellas. Habrá que ver si este castigo es capaz de contagiarse a unas constructoras que han hecho un incansable trabajo de diversificación en los últimos tiempos y a los bancos, o sea, al conjunto de la economía. No me parece fácil sin una recesión de por medio, y no parece ser eso lo que cotizan las bolsas de renta variable, al menos en este momento. ¿Pero quién dice que pese ello no podamos tener una nueva pausa bursátil como la de febrero?
Le he hablado mucho de las pautas mensuales de febrero, y por el lado de nuestro Ibex35 la verdad es que las cosas han seguido un patrón en línea con éstas. Vamos, que lo hemos hecho de cine con los 15.0000 como frontera inapelable pese a que haya sucedido en medio de la descorrelación más fuerte que haya yo visto respecto del mercado global en muchísimos años; lo que ha hecho imposible el evitar sufrirlo de un modo u otro.
De las grandes plazas occidentales, sólo la nuestra ha sido incapaz de superar las grandes velas bajistas dejadas en febrero. El problema, operativamente hablando (y se lo dice uno que ha caído en esa trampa en muchas ocasiones), reside en que si bien los índices marcan máximos, también se topan con líneas de sobrecompra de gran relevancia técnica tal y como puede apreciar en los gráficos superiores. Es un lugar perfecto para dejar un techo aunque por ahora no haya rastro de él en lugar alguno salvo en el Ibex, que juega a profeta.
Son estas últimas resistencias, y no tanto el carácter indicativo del Ibex35, las que me hacen pensar que hay que seguir siendo prudente pese al buen tono del resto y la posibilidad de que, si son superadas, tengamos un 2007 sencillamente glorioso en el Nasdaq. Estoy lejos de pensar que estemos ante un gran techo de mercado, pero no es imposible ver algo como lo de febrero. La pérdida de los 14.300 puntos del Ibex35 con una recaída de la renta variable global, podría ser un primer indicio en este sentido.
Por mucha leyenda que tenga el Ibex35 como indicador direccional, que la tiene (me costaba aceptarlo intelectualmente hasta que escuché al CEO del Chicago Mercantile Exchange, la bolsa de futuros bursátiles más importante del mundo, decir que el Ibex era uno de los índices con más capacidad de intuición del mundo, y que analíticamente merecía una consideración especial), no es fácil asumir que pueda llevarse por delante al resto.
Sin embargo, si bien esta caída podría responder sólo a un ajuste de posiciones (por parte de inversores que venden España y compran lugares que consideran más baratos/seguros), seguir adelante con ella debería encender las alarmas como ya pasó en febrero al perder el 14.700; especialmente si se producen al tiempo la pérdida de los 4.340 del Eurostoxx50 y los 14.300 del Ibex35. En tal caso, merecería la pena una reducción del riesgo en bolsa europea.