El ataque alcista del martes no fue flor de un día. Ayer tuvo continuidad y dejó algunos signos muy claros de fuerza. Todo indica que los índices norteamericanos van a asaltar sus anteriores máximos. Otra cosa muy distinta es si podrán superarlos. Wall Street vuelve a ignorar la debilidad de los datos económicos, que siguen enturbiando el escenario.
De momento, el Dow Jones (DJI.NY) se anotó otro 0,16% hasta 12.533 puntos. El S&P 500 subió el 0,11% y el Nasdaq recuperó el mando del mercado con un alza del 0,34%, con lo que se coloca al filo de la fuerte resistencia de 2.500 puntos.
La propia capacidad de seguir subiendo (aunque sea poco) tras un tirón como el del martes es una señal de fuerza. Como dicen los clásicos del mercado, la mejor forma de consolidar es subiendo. Otro signo alcista es la profundidad del mercado, ya que 18 de los 30 miembros del Dow Jones cerraron en positivo.
Volvió a llamar la atención la capacidad del mercado para ignorar el deterioro de los datos económicos. El ISM de servicios confirmó la debilidad del industrial y cayó hasta 52,4 cuando se esperaba una subida hasta 55. Los pedidos de fábrica subieron el 1% en febrero, muy por debajo del 1,9% que preveía el consenso. Finalmente, el índice de empleo privado que adelanta el dato de paro que se publicará mañana (a pesar de que será fiesta en Wall Street) salió muy por debajo de las estimaciones del consenso. A estos malos datos hay que sumar los ‘profit warnings’ de las tiendas de electrónica Best Buy y Circuit City.
La explicación oficial para la subida es el fin de la crisis entre Reino Unido e Irán y el consiguiente desplome del petróleo. Pero lo cierto es que ese desplome duró poco y que el barril redujo su caída a sólo 26 centavos, hasta 64,38 dólares. A pesar de esta remontada, la bolsa mantuvo su subida. Ése es el principal signo de fortaleza alcista.
En el resto de mercados, los bonos recuperaron en precio tras los débiles datos económicos, con lo que su rentabilidad en EEUU bajó al 4,66%. El dólar también respondió a las noticias con debilidad, de modo que el euro escaló hasta 1,3369 dólares.