Hoy llega la reunión de la Fed que los mercados esperan con ansiedad para ver si Bernanke insinúa una próxima bajada de tipos. Crece la presión en EEUU para que lo haga, y no sólo de los siemprealcistas. Algunos analistas serios creen que es la mejor medida para prevenir la crisis de gran calado que se está larvando en la economía y los mercados, y que la inacción a la Fed puede alimentarla.
Uno de ellos es Tomi Kilgore, columnista de MarketWatch. Reconoce que el consenso es ahora más optimista respecto a las hipotecas 'subprime' puesto que estos préstamos son una parte muy pequeña del volumen total y el problema no parece contagioso. Pero eso sólo tiene sentido con la premisa de que todo lo demás permanezca igual... y nunca permanece igual. "Los problemas en un área de una institución afectan a otras, ya que los responsables de controlar el riesgo cambian sus premisas. Una vez que eso empieza a ocurrir, otras instituciones y otros mercados van detrás sin remedio", explica.
Otro gran analista, Stephen Roach de Morgan Stanley, hace una comparación más que preocupante: "Hace siete años, los optimistas aseguraban que la bolsa estaba en buena forma y que los excesos se concentraban en unos cuantos valores de Internet que suponían sólo el 6% del mercado a finales de 1999".
Con una economía china que trata de desinflar su burbuja, un escenario en el que la aversión al riesgo se extiende rápidamente parece muy probable, según Kilgore. Y el estallido de una burbuja en cualquier tipo de activo o en cualquier economía (máxime si es la china) tendría "grandes e inesperadas consecuencias para la economía y los mercados mundiales", según Roach.
El dilema de Greenspan y el de Bernanke
Para evitar este peligroso escenario, Kilgore cree que el mejor remedio sería una señal de que la Fed no sólo está ahí para vigilar la inflación, sino para proteger el riesgo y el crédito. Para eso, Bernanke tiene que resolver el mismo dilema que afrontó Greenspan hace una década: ¿Qué sería peor, una recesión provocada por el consumo como consecuencia del hundimiento inmobiliario y la escasez de crédito, o una subida de la inflación que en el futuro reduciría el crecimiento económico?
Los mercados creen que Bernanke está más preocupado por la segunda posibilidad. Y no les preocupa, habida cuenta del rebote de las bolsas -incluyendo la fuerte recuperación de las empresas pilladas en el 'subprime'- y de la cierta mejoría de los datos económicos. Pero Kilgore se pregunta si los mercados pensarán lo mismo después de que la Fed no haga nada ni diga nada sobre el aumento de la volatilidad y el riesgo. "Bernanke no debería correr el riesgo de averiguarlo", opina.
Es más, cree que, para evitar el riesgo de una contracción del crédito (el famoso 'credit crunch') derivada de una subida de la aversión al riesgo, lo mejor que puede hacer la Fed es ofrecer dinero más barato bajando los tipos. Recuerda la quiebra del hedge fund LTCM en 1998: entonces, Greenspan pensó que el peor escenario era no hacer nada y reaccionó rápidamente inyectando liquidez al mercado bajando los tipos en tres meses consecutivos.
Hay dudas sobre si lo que hizo Greenspan fue lo mejor o si inundó el sistema de liquidez y contribuyó con ello a la actual burbuja inmobiliaria. "¿Pero queremos saberlo ahora?", se pregunta este comentarista. Ahora nos encontramos ante un riesgo parecido. "El 'subprime' es el 'puntocom' de nuestros días, la aguja que pincha una burbuja mucho más grande", según Roach. "La decisión que tome Bernanke sentará las bases de su legado", sentencia Kilgore.