Goldman Sachs publicó ayer el informe más serio hasta la fecha sobre la actual corrección que sufren las bolsas mundiales. En vez de tratar de analizar las causas de la caída, como los demás analistas, Goldman trata de anticipar el futuro basándose en los precedentes de anteriores correcciones dentro de la tendencia alcista 1982-2000 y de la que empezó en 2003.
Sus conclusiones son muy interesantes: las correcciones en estos períodos han supuesto una caída media del 7,5% en los principales índices y han durado 1,6 meses, mientras que la recuperación posterior ha tardado 2,5 meses por término medio. Por tanto, hasta ahora la caída ha sido muy modesta y breve, lo cual implica que deberíamos ver más descensos. Y la gran diferencia con la última corrección -la de mayo-junio de 2006-, según este banco, es que la subida posterior va a ser mucho más modesta este año.
Goldman basa su tesis de que estamos en una corrección, y no en un cambio de tendencia, en que no ha habido cambios en el escenario fundamental que lo justifiquen: el crecimiento mundial sigue fuerte, pese a una ralentización en EEUU mayor de la esperada; los tipos de los bonos siguen bajos y la política monetaria es, en general, acomodaticia; los beneficios empresariales van a seguir creciendo, aunque a un menor ritmo; y las valoraciones no son excesivas. Desde una perspectiva técnica, esta firma considera que el mercado puede caer más del 20% sin perforar el mínimo de junio, y sin cambiar de tendencia.
A su juicio, la principal causa de la caída es la pérdida del apetito por el riesgo que había caracterizado a todos los mercados hasta ahora, ya que ninguna de las razones fundamentales más citadas por los analistas tiene entidad suficiente para provocar esta corrección. Como similitud con el escenario de 2006, cita la caída de la rentabilidad de los bonos, que sugiere un temor a un deterioro del crecimiento en EEUU.
Respecto a la recuperación posterior, no cree que haya una razón para que lleve más tiempo recuperarse de las pérdidas esta vez, sino que la fortaleza posterior a la corrección de junio fue inusualmente alta. Esta fortaleza tenía detrás un crecimiento de beneficios muy fuerte (ahora en fase de ralentización), nuevas caídas de los diferenciales de crédito (es improbable que ahora vuelva a mínimos), sorpresas positivas en los datos macro fuera de EEUU (que ya han sido descontadas), y fuertes caídas en los precios del petróleo (de muy difícil repetición ahora).