Que no decaiga. La fiesta continuó ayer en Wall Street, con nuevas subidas algo más moderadas que las del miércoles pero mayores que las de primera hora. Por supuesto, el Dow Jones marcó un nuevo máximo histórico: cerró en 12.765,01, con un alza del 0,18%. El S&P se anotó el 0,1% y el Nasdaq, de nuevo el más alcista, el 0,35%.
Detrás de esta subida sobre subida se encuentra la nueva comparecencia de Ben Bernanke, esta vez ante el Congreso. Allí reafirmó el escenario dibujado la víspera, el de un fortalecimiento del crecimiento que evite el crecimiento del paro pero sin tensiones inflacionistas (y sin necesidad de subir los tipos). Eso sí, tampoco escuchó los cantos de sirena de algunos congresistas demócratas que le pidieron que considere la posibilidad de bajar tipos si el crecimiento no está tan fuerte como parece.
Algo que encontró apoyo ayer en dos importantes datos económicos: el índice de la Fed de Filadelfia salió muy por debajo de lo esperado, y la producción industrial cayó a su nivel más bajo desde que el Katrina arrasó el Golfo de México. Por el contrario, el índice industrial de Nueva York mostró una fortaleza mayor de la prevista. Hoy tendremos otro dato muy relevante: los precios de producción, que ofrecerán un indicio claro de la marcha de la inflación.
Caterpillar fue la estrella del Dow Jones, con un alza del 2,2% tras anunciar un importante plan de recompra de acciones. También subió con fuerza el fabricante de cerveza Budweiser por las informaciones de una posible concentración en el sector.
En otros mercados, el petróleo volvió a bajar tras su nuevo fracaso en los 60 dólares. Ayer recortó de nuevo, aunque al final recuperó algo de terreno hasta 57,99 dólares. Los bonos continuaron su escalada también gracias a Bernanke, con lo que su rentabilidad -que se mueve al revés del precio- cayó al 4,70%. El dólar también prosiguió su debilitamiento, que permitió al euro alcanzar 1,3141 dólares.