Por muy sorprendente que resulte, los hedge funds han vivido en 2006 el mejor año de su historia en cuanto a captación de patrimonio, y eso en un ejercicio en el que la bolsa ha subido a lo bestia. De todos modos, hay expertos que auguran el pinchazo de la actual burbuja por sus elevadas comisiones y decepcionantes rentabilidades.
La gestión alternativa -la que busca la rentabilidad absoluta sin correlación con el mercado- suele brillar cuando el mercado baja o se mueve en lateral; pero cuando la bolsa se pone a subir así, es imbatible. Aun así, algunas estimaciones cifran en 2 billones (españoles) de dólares el patrimonio alcanzado por estos fondos.
Sin embargo, esta burbuja de la gestión alternativa, que ahora empieza a llegar a España tras la legalización de estos productos, puede terminar de mala manera en 2007. Ésa es la predicción de Norman Conley, presidente de JAG Advisors y columnista de Real Money.
A su juicio, "es una locura que existan más de 9.000 hedge funds", ya que se trata de la opción de inversión legal más cara que existe. Sus costes dejan en pañales las comisiones de los fondos tradicionales, las de los brokers e incluso las comisiones de éxito de los gestores de carteras. Como es sabido, la comisión típica de un hedge es del 2% sobre el patrimonio más un 20% sobre las ganancias obtenidas cada año.
Conley reconoce que, por sí solas, las altas comisiones no son un elemento de disuasión: él está a favor de pagar un elevado precio para la tremenda y consistente rentabilidad obtenida por gente como George Soros, Michael Steinhardt, Ed Lampert o Steve Cohen. El problema es que estos genios son muy pocos; siendo generoso, Conley los cifra como el 10% de los gestores de hedge funds: unos 900. Es en esos en los que merece la pena pagar altas comisiones (si uno es suficientemente rico y tiene suerte, porque la mayoría de los mejores fondos están cerrados a nuevos inversores).
En consecuencia, quedan más de 8.000 meros mortales gestionando hedge funds. Pero cobran las mismas comisiones que las superestrellas, y muchos de ellos simplemente son fondos que replican índices con apalancamiento (Conley los llama "máquinas de beta"). De esta forma, pueden lograr grandes pelotazos -como T. Boone Pickens- o estallar -como Amaranth-. Él compara esta situación "irracional" con un equipo de deportes que pagara a todos sus jugadores lo mismo que a su megaestrella (¡un momento! ¿Se estará refiriendo al Real Madrid? Es broma, en realidad habla de los Yankees).
En su opinión, muchos inversores privados e institucionales estarían mejor en un mix de deuda y fondos de gestión activa tradicionales. Y si les preocupa la volatilidad a la baja -a nadie le preocupa la volatilidad al alza-, pueden cubrir sus carteras con instrumentos baratos como opciones, futuros o incluso los novedosos ETFs bajistas (inversos) lanzados en EEUU. El coste total de estas estrategias sería mucho más bajo que el de cualquier hedge fund.
La conclusión de este columnista es que las situaciones irracionales surgen de vez en cuando en el mercado, pero siempre son corregidas por el propio mercado a largo plazo. Por ello, espera que 2007 sea el San Martín de los hedge funds, que vendrá de la mano de la quiebra de uno grande y respetable, o bien de las quejas de los inversores que empezarán a darse cuenta de la tontería que supone pagar comisiones premium por rentabilidades mediocres o gestiones pasivas maquilladas.
"Sea como fuere, espero ver en algún momento en 2007 a los reporteros de CNBC persiguiendo algún gestor desafortunado de hedge funds por Park Avenue para preguntarle por la disparidad entre su paga y las rentabilidades de sus inversores", sentencia.