Los bancos norteamericanos han conseguido salir de la espiral de pérdidas y amortizaciones masivas de activos tóxicos y han vuelto a dar tímidos beneficios en el primer trimestre. Además, todos han sobrevivido a los test de estrés -ninguno tendrá que quebrar- aunque tengan que ampliar capital en masa.
Por tanto, si su precio en bolsa descontaba el apocalipsis y éste no se va a producir, ¿por qué no comprar bancos ahora?
Pues porque no, según la famosa analista Meredith Whitney. A su juicio, el sector sigue estando sobrevalorado y los resultados del primer trimestre no son reales porque el Gobierno les ha permitido hacer trampas en la contabilidad: la famosa supresión de la norma del mark to market.
"Como principio, si yo fuera usted no entraría en estos valores. Sus modelos de negocio no van a volver", declaro Whitney ayer a la CNBC. Y merece la pena escucharla: la antigua analista de Oppenheimer (ahora tiene su propia firma) se hizo famosa por alertar del problema de los activos tóxicos antes de que nadie hablara de ellos.
A su juicio, estamos en "un gran momentum del sector provocado por el Gobierno", lo que explica la fuerte subida de los dos últimos meses. "Pero la capacidad subyacente de estos bancos para generar beneficios es nula", añade.
Además, culpa al sector de la contracción en el gasto de consumo: "La contracción del crédito se está acelerando, por lo que el gasto de consumo va a ser menor de lo que la gente espera". Cita como ejemplo a Bank of America (BAC.NY), que ha cortado el crédito a tarjetas por más de 200.000 millones en el primer trimestre, según sus estimaciones.
El problema que explica la actual distorsión del mercado es que las reglas de la operativa en bolsa han cambiado por culpa de la intervención gubernamental: "Los inversores ya no saben cuáles son las reglas del juego porque, con el Gobierno por medio, no se aplican las reglas tradicionales".
Y ese cambio de las reglas del juego crea otro problema aún mayor en el futuro: "El mayor peligro es expulsar al pequeño inversor del mercado durante bastante tiempo porque no saben en quién pueden confiar a la hora de estimar la valoración de las acciones", concluye Whitney.