Si hay un mercado donde, en teoría, cotizan únicamente las expectativas sobre la economía de un país, es el de deuda. La bolsa descuenta muchas cosas más referidas a las empresas individuales y las divisas al final miden la relación de una economía frente a otra, no en solitario. Y los bonos de EEUU están lanzando unos mensajes absolutamente contradictorios.
La curva invertida habla de recesión, pero los diferenciales no. Algo que está totalmente en línea con el desconcierto sobre la economía que provocan lo datos económicos opuestos que conocemos cada día.
Por un lado, tenemos la curva de tipos, que lleva invertida desde hace meses. Eso significa que los tipos de interés de los bonos a largo plazo están por debajo de los de los activos a corto plazo. La curva normal es aquella en la que prestar dinero a largo plazo renta más que a corto, ya que se asume más riesgo cuanto más largo es el plazo.
Históricamente, siempre que la curva de tipos ha estado invertida, la economía ha entrado en recesión unos meses después. De hecho, la última vez que estuvo invertida en EEUU fue en 2000, y después vino la recesión de 2001.
Por otro lado, tenemos que el diferencial entre los tipos de los bonos de las empresas y los del Tesoro al mismo plazo se está estrechando. En teoría, cuando la economía empeora los diferenciales se amplían, puesto que los inversores no confían en la salud de las empresas y demandan una mayor rentabilidad a cambio de asumir el riesgo de un emisor menos fiable que el Estado. Si se estrechan, es que los inversores confían en que las empresas van a seguir fuertes en el futuro, es decir, en la fortaleza de la economía en general.
Por tanto, tenemos dos mensajes contradictorios del mismo mercado sobre la economía de EEUU. ¿Cómo se puede explicar? La explicación del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, es que esta vez la curva invertida no anuncia una recesión. ¿Por qué? Según Bernanke y su predecesor Greenspan, la curva invertida se debe a la inundación de liquidez que viven los mercados, que ha disparado la demanda tanto de los bonos del Tesoro como de los de las empresas norteamericanas.
Según algunos economistas, esta locura compradora es incoherente con un escenario de recesión, de ahí que la inversión de la curva no sea fiable esta vez como indicador económico. Efectivamente, el economista jefe de Citigroup, Tobias Levkovich, explica que el fenómeno actual de una curva invertida y estrechamiento de los diferenciales es justo lo contrario de lo que ocurrió en 1999-2000. Entonces, la curva invertida coincidió con una ampliación de los diferenciales, y entonces sí anticipó una recesión.
Ahora bien, Levkovich advierte de que el estrechamiento de los diferenciales podría terminar pronto, ante la avalancha de operaciones apalancadas (financiadas con deuda) en que están incurriendo las empresas -algo que nos suena en España, ¿verdad?-. Este incremento del endeudamiento lleva a bajadas de calificación y "tarde o temprano, algún emisor suspenderá pagos". Si eso ocurre, el mercado perderá la confianza en los bonos corporativos y los diferenciales se ampliarán. Y si entonces persiste la curva invertida...