Una foto fija actual de los mercados destacaría la firmeza de la renta variable, los riesgos que presenta la renta fija y la oportunidad que se abre en las materias primas.
Paremos un momento y cojamos una foto del mercado global. Hablamos del mercado global, no sólo de la renta variable que suele absorber el 99% de nuestra energía. ¿Qué se ve? Un viejo correcaminos dirá que no hay gran cosa. Con rendimientos demasiado bajos para seducir y bolsas demasiado caras para convencer, no quedan muchas más opciones que irse de pesca. Sobre todo si usted pertenece al Club de los felices que han llenado su patrimonio de Endesa, Avanzit y otros Natra.
Claro, los 14.000 del Ibex dan vértigo y estará usted con la tentación de realizar beneficios a la primera de cambio. No es política de Bolságora anticiparse al mercado, salvo ajustes puntuales para controlar la exposición de una cartera. Tomar beneficios puede ser demasiado frustrante si el calendario es desafortunado. Y también preocupante para un inversor que lo pasará mal para volver a comprar lo que habrá vendido.
Ahora bien, observemos el resto de la galaxia financiera y nos encontraremos con tres temas que deberían acaparar la atención en las próximas semanas, para bien o para mal: las divisas, los bonos y las materias primas
- El dólar: Bolságora se ha mantenido discreto sobre el dólar desde hace varios meses. Tras haber rechazado la idea de una caída estival, nos hemos instalado en el ronroneo de un dólar totalmente en lateral. Pero las vibraciones que nos manda desde hace dos semanas llaman la atención. La confusión de las previsiones económicas en EEUU complica la tarea de la Fed, hace volver las dudas sobre el mercado y penaliza el billete verde. Por no hablar del nuevo paisaje americano tras la victoria de los Demócratas. En Japón, el Banco Central pierde la paciencia y soporta cada vez peor la debilidad histórica del yen con respecto al dólar. Si el nerviosismo se transformara en preocupación, una caída de confianza en el billete verde aumentaría las primas de riesgo cuyo nivel bajo sostiene ahora la recuperación bursátil y los rendimientos de los bonos. No hemos llegado a eso, pero mantenemos al billete verde bajo vigilancia: podría ser el detonante de unos cambios drásticos en nuestra estrategia de inversión.
- La renta fija: los bonos tampoco nos parecen estar en una situación muy sana. Desde hace varias semanas, Bolságora expresa su malestar ante un activo cuya situación técnica se vuelve demasiado compleja para convencer. En la gran rotación mundial de los activos abierta en mayo, los rendimientos de los bonos fueron los primeros en bajar. Parece luego como si el tipo a largo americano chocara contra un suelo en el 4,50%, difícilmente franqueable en ausencia de circunstancias excepcionales como una recesión internacional. Al contrario, es posible que la combinación de un crecimiento internacional decente y de un rebote de inquietudes inflacionistas sea suficiente para propulsar los rendimientos hacia los máximos del año. Bolságora aconsejó hace una semana a sus clientes más agresivos reducir la exposición en bonos. Aunque no hayamos llegado todavía en zona crítica para nuestros clientes que invierten en tendencia, hemos puesto el activo en cuarentena.
- Las materias primas: constituyen este mes nuestro tema de inversión preferido. Por tres motivos: la caída acumulada desde agosto, el retraso que muestran varios mercados en la recuperación mundial de la renta variable y una situación técnica atractiva para algunos productos que han entrado o que están a punto de confirmar una vuelta alcista. Es demasiado pronto para confirmar un cambio general del mercado pero los desarrollos son prometedores. Éste es el sentido de nuestras últimas recomendaciones en el oro o en el café, ahora fuera del alcance del inversor minorista dado el rebote abrupto de los precios. No descartamos entrar en el petróleo.