Los huecos son el terror de la gestión del riesgo monetario. Su acción potencialmente devastadora hace difícil de prever como puede finalmente cerrarse una posición. Pero son parte de la vida, sobre todo en un mercado intercomunicado. Es el coste de la eficiencia y algo que da la razón a los teóricos que piensan que el mercado no puede ser batido por la acción humana. Pensar en ello obliga a comprender por qué es absolutamente indispensable estar ampliamente diversificado si no se quiere estar tentando a la suerte cuando se trabaja un modelo estadísitico como es el del comportamiento humano en el mercado, a través del estudio de los gráficos de los activos.