Pymes y Emprendedores

Yo te coso y tú me pintas: así son los 'bancos de tiempo'



    Vecinos de un barrio de Barcelona usan intercambios de minutos de trabajo como sistema de pago comunitario

    Disponer de una nueva cuenta bancaria sin comisiones ni intereses ni porcentajes, y lo más llamativo, sin dinero ya es posible. Simplemente acumule minutos y cada vez que actualice su cartilla de ahorros será un poco más rico.

    Esta es la filosofía de los bancos del tiempo, entidades promovidas por los ayuntamientos o las instituciones sociales que promueven el intercambio de actividades entre los vecinos al precio de una hora.

    La iniciativa surgió en 1998 en Barcelona aunque en otros países europeos, como Italia, funciona desde hace décadas. El único interés que se aplica en este banco es el acuerdo entre los dos clientes que intercambien los servicios que necesitan.

    ¿Cómo funciona

    El sistema es el siguiente: un vecino decide ayudar a otro en alguna actividad, como coser o cambiar una bombilla, a cambio de un talón en el que se especifica el tiempo que ha empleado en realizar esta tarea. Una vez cobrado el talón, debe ingresarse en el banco de su barrio para sumar una hora a su cuenta corriente. "Cada vez que ingresan el cheque en su cuenta corriente, son una hora más ricos", explica Azucena Pasamar, la banquera responsable del Banco del Tiempo del barrio de Gràcia de Barcelona.

    Abrir una cuenta corriente en el banco de su distrito es completamente gratis y sólo tiene que rellenar una solicitud de ingreso con las actividades por las que prefieres cobrar el cheque. "La unidad monetaria es la hora", asegura Pasamar, "aunque hay veces que algunas tareas no llevan más de un cuarto de hora y entonces la moneda de intercambio es la media hora. Vienen a ser como céntimos".

    Tantas tareas como clientes

    En cada banco del tiempo hay dos hojas que guían las inversiones de los clientes.

    En una de ellas la secretaria apunta las actividades que solicitan los clientes del banco y por las cuales estás dispuestos a pagar un cheque al portador por valor de una hora. La otra recoge las actividades que cada uno ofrece para intercambiar esas horas.

    El banquero se encarga de llevar un control de las cuentas de los clientes y cada dos meses se envían cartas con el "saldo horario" con que cuenta cada uno.

    Los desfases, con cheques

    Para evitar que los bancos se conviertan en centros de trabajo barato, encubierto o remunerado la diferencia entre horas cobradas (por hacer alguna tarea al vecino) y horas pagadas (cuando alguien te hace un trabajo) no puede ser superior a 20.

    Si existe este desfase en la cartilla, el cliente seguirá cobrando cheques hasta que igualar las horas trabajadas a las recibidas. Los bancos del tiempo de Barcelona, que cuentan en total con más 300 usuarios, reciben mayoritariamente a mujeres (65 por ciento) mientras que los hombres representan el 35 por ciento del total de los clientes y son mayoría entre los jóvenes.