15 Aniversario

Los valores europeos y la geopolítica de la tecnología

  • La geopolítica tecnológica es una cima en la que confluyen nuestros valores y nuestros intereses

Thierry Breton
Madrid,

La Unión Europea es, en esencia, una construcción política basada en una comunidad de intereses, a menudo tecnológicos: el carbón, el acero y el átomo en 1945; Airbus y Galileo después; hoy, el hidrógeno, las baterías y, por supuesto, las vacunas...

Es una construcción que debe revisarse constantemente a la luz de las grandes convulsiones que han marcado nuestra historia. La pandemia que estamos viviendo es uno de estos grandes trastornos, porque no es sólo una crisis sanitaria, económica y social: es también un punto de ruptura en nuestra forma de concebir nuestro lugar en el mundo.

Se trata de una carrera en la que el dominio de las tecnologías es fundamental, ya que es en gran medida gracias a ellas que Europa podrá emprender plenamente su doble transición ecológica y digital, garantizando al mismo tiempo su resiliencia y autonomía.

Invertir en tecnología punta es invertir en nuestro futuro

La geopolítica de la tecnología está en el centro de nuestras cadenas de suministro, así como en nuestra capacidad para aumentar nuestro potencial industrial y conquistar los mercados del futuro.

Tomemos el ejemplo de las tierras raras y otras materias primas esenciales para muchas de nuestras tecnologías verdes y digitales. Me refiero en particular a la producción de imanes permanentes para la industria del automóvil, para la producción de energías renovables, o para la defensa y el sector aeroespacial, donde dependemos casi totalmente de China. Lo mismo ocurre con el litio y las baterías, donde tenemos un potencial sin explotar en Europa.

Por ello, nuestra Alianza Europea de Materias Primas, lanzada el año pasado, pretende asegurar nuestro acceso a las materias primas fundamentales mediante nuevas asociaciones externas. Ya hemos identificado oportunidades de inversión en 17 países europeos por valor de 10.000 millones de euros.

Tenemos que conseguir la misma ambición en el campo del hidrógeno. No cabe duda de que Europa está a la cabeza de la investigación y el desarrollo en este campo.

Llevar a cabo proyectos innovadores en sectores clave

Los semiconductores están en el centro de la transformación digital y ecológica de nuestra industria. Sin embargo, Europa ha pasado de tener una cuota de mercado del 40% en los años 90 al 10% actual.

Es esencial reposicionar nuestras industrias en este ámbito para no exponer nuestros ecosistemas industriales, como estamos viendo con la actual escasez de semiconductores. Me refiero, por supuesto, a la industria del automóvil, especialmente importante en España: varias de nuestras plantas de producción han tenido que cerrar por falta de componentes, lo que ha afectado hasta el 10% de la demanda.

Aquí es donde medimos todo el significado de lo que llamamos soberanía tecnológica. Esto también se aplica a los datos, que son sin duda el comienzo de una nueva revolución industrial.

El control de los datos - su procesamiento, almacenamiento e intercambio- y las tecnologías informáticas relacionadas, en particular la nube y la computación de borde, desempeñarán un papel decisivo a la hora de hacer realidad nuestra ambición.

Todas estas son cuestiones que las nuevas Alianzas sobre microprocesadores y datos industriales tendrán que abordar de frente, para llevar a cabo proyectos concretos.

Las alianzas industriales son un resorte operativo concreto que permitirá movilizar a los socios en torno a los Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (PIIEC). Este mecanismo facilita la aparición de proyectos disruptivos y multinacionales, en los que el mercado no puede hacerlo solo, y que pueden beneficiarse de la financiación pública. También permiten a las pequeñas y medianas empresas y a las empresas innovadoras de nueva creación participar en aventuras que van más allá de su campo de actividad habitual.

La geopolítica de las vacunas

Me gustaría abordar una pregunta que se nos ha planteado en numerosas ocasiones, al hilo de este asunto: "¿En qué equipo juega Europa?" Y para hacerlo, tomaré el ejemplo de lo que estamos haciendo en el campo de las vacunas.

En pocos meses hemos conseguido -y esto es un logro, no tengamos miedo de admitirlo- poner en marcha la capacidad industrial de Europa. La UE es ahora el mayor productor mundial de vacunas, y exporta la mitad de su producción.

Es decir, el equipo "Europa" juega para sus ciudadanos, pero también para el equipo "Mundo".

Porque si debemos preocuparnos por el futuro de nuestros conciudadanos, también tenemos deberes para con la comunidad internacional, el deber de solidaridad, el de compartir y el de equidad.

La geopolítica tecnológica es una cima en la que confluyen nuestros valores y nuestros intereses; en la que confluyen el "poder blando" que nos caracteriza y el "poder duro" que también queremos infundir para establecer relaciones de asociación equitativas y firmes.

Estoy convencido de que Europa puede recorrer esta cima con confianza.