
La mitad de los miembros del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) apoyaría el fin del programa de compra de bonos por valor de 85.000 millones de dólares mensuales ya a finales de este año, según apuntan las actas de la última reunión del organismo, celebrada los pasados días 18 y 19 de junio.
Una vez más, el documento vuelve a poner de manifiesto la profunda división que existe en el seno del organismo sobre cuál es el mejor momento para poner fin a los estímulos.
Y es que si bien la mitad apoya empezar a retirar el llamado Quantitative Easing (QE) ya este mismo año, otros muchos prefieren esperar. Esperar a afianzar la recuperación del mercado laboral y no precipitarse. "Otra gran mayoría de participantes anticiparon que probablemente sería apropiado continuar las compras en 2014", señalan las actas.
Pese a la gran división en la Fed, los planes del presidente del organismo, Ben Bernanke, irían por otro lado. Al término de la reunión de dos días de junio, Bernanke apuntó a una posible reducción de los estímulos, que podría iniciarse tan pronto como a finales de 2013, siempre y cuando la economía evolucione según lo previsto, si bien dejó entrever que concluiría "de manera progresiva a mediados de 2014".
Algún miembro del organismo apuntó incluso a septiembre como fecha para empezar a retirarlos.
En esa reunión de junio, la Fed señaló que han disminuido los riesgos para la economía del país. En concreto, espera que el crecimiento económico aumente su ritmo en 2014 y que la tasa de desempleo baje al 6,5% el año próximo.
El banco central prevé que con una política expansiva "adecuada" el crecimiento económico continuará a un ritmo moderado y la tasa de desempleo se reducirá gradualmente hacia los niveles que el Comité juzga consistente. Asimismo, sigue viendo "riesgos a la baja en el panorama económico" y anticipa que la inflación en el medio plazo probablemente esté en o por debajo de su objetivo del 2%.
Mejoras en el empleo
Sin embargo, la principal preocupación de los miembros del organismo es la situación del mercado laboral estadounidense, y muchos quieren asegurarse de que su recuperación es sólida antes de empezar a retirar los estímulos.
Según los datos publicados el viernes pasado, la economía de EEUU creó 195.000 empleos en junio, más de lo esperado por los analistas, si bien la tasa de paro se mantuvo sin cambios en el 7,6%.
Para asegurar la recuperación económica, el banco central destina 45.000 millones de dólares mensuales a la adquisición de bonos del Tesoro. Y combina estas compras con las de MBS (Mortgage-backed security o títulos respaldados por hipotecas) a razón de 40.000 millones de dólares mensuales.
En total la Fed destina 85.000 millones a compras de activos cada mes, y se ha comprometido a mantener los tipos de interés entre el 0 y el 0,25% hasta que el desempleo baje del 6,5%.
Aunque la división sobre cuándo poner fin al QE es evidente, hoy, una vez más, los miembros del organismo han coincidido en que los tipos continuarán extraordinariamente bajos aún si se finiquita la compra de bonos y activos.