Televisión

Iker Jiménez se defiende ante Risto Mejide: "Pedí disculpas porque no se puede trabajar entre muertos y vanidad"

Iker Jiménez., entrevistado por Risto Mejide

Informalia

La última entrega del programa Viajando con Chester, conducido por Risto Mejide en Cuatro, tuvo como invitado a Iker Jiménez. El espacio mostró este lunes una conversación sin concesiones entre los compañeros de cadena. Fiel a su estilo, Jiménez no esquivó la controversia y a pesar de jugar en casa dejó al descubierto sus contradicciones. La entrevista, lejos de cerrar el debate sobre los límites de la televisión o la discutida ética periodística o rigor del presentador de Horizonte, nos llevó a la reflexión sobre el papel de los medios en tiempos de crisis.

La conversación, que transitó entre lo personal y lo profesional, sirvió como una especie de ajuste de cuentas del presentador de Cuarto Milenio con la audiencia, abordando de manera frontal sus dos recientes polémicas más sonadas: su temprana alerta sobre la pandemia y la controvertida cobertura de la DANA en la Comunidad Valenciana. Jiménez, acostumbrado a lidiar con la polémica, no evitó los temas incómodos. Sobre la DANA, el periodista recordó su decisión de desplazarse personalmente a una de las zonas más afectadas, pese a no contar con el respaldo logístico habitual. "Me autorizaron a ir a Utiel, pero eso estaba a 90 kilómetros. No sé cómo llegamos, estuvimos a punto de estrellarnos varias veces", relató, subrayando la improvisación con la que se organizó la cobertura y el caos en el lugar de los hechos.

"Un apocalipsis absoluto"

Lo que encontró allí fue, en sus palabras, "un apocalipsis absoluto", una escena que comparó con Chernóbil por la devastación y el drama humano. "La gente gritaba los nombres de sus muertos desde las ventanas", describió con crudeza. La emisión de aquel reportaje en Horizonte, su programa en Cuatro, causó una oleada de reacciones, muchas de ellas críticas. "Lo que mostramos esa noche no lo estaba enseñando nadie. El Gobierno había dicho horas antes que no se podía llegar a esa zona", comentó.

Sin embargo, la mayor polémica no fue provocada directamente por Iker Jiménez, sino por uno de sus colaboradores, Rubén Gisbert, quien fue acusado de fingir haber caminado entre el barro para dar más dramatismo a su intervención. En redes sociales se viralizó un vídeo en el que Gisbert parecía ensuciarse deliberadamente antes de grabar su intervención. Iker no ocultó su decepción por lo sucedido, aunque intentó contextualizar los hechos. "Me fastidió mucho. Rubén se dejó miles de euros allí y perdió a familiares. Hizo una gran labor y tuvo la tontería, muy fea, de llenarse de barro", declaró. Sin embargo, Risto Mejide no fue indulgente: "Tontería no. Eso es engañar. Hablas todo el rato de honestidad y eso es lo menos honesto del mundo", le espetó al presentador, marcando uno de los momentos más tensos de la entrevista.

Miedo a perder credibilidad si el barro húmedo en la grabación no coincidía con el directo

Jiménez intentó justificar el trasfondo del incidente, afirmando que todo fue fruto de un malentendido técnico: le había indicado a Gisbert que primero haría una grabación falsa para preparar el directo posterior. El colaborador, preocupado por cómo se vería esa transición, habría actuado movido por la confusión y el miedo a perder credibilidad si el barro húmedo en la grabación no coincidía con el directo. "Se hace un lío y piensa que va a salir con barro y sin barro, y eso le generó inseguridad", detalló.

No obstante, Iker fue claro en su postura crítica respecto a esa actitud. "Hay una parte de vanidad, los youTubers tienen eso. Pero tú no puedes estar trabajando con muertos y con vanidad, eso es lo que a mí me indignó", afirmó. Por esa razón, aseguró, se disculpó durante media hora en directo en Horizonte. Aunque comprendió la presión que su colaborador pudo sentir, dejó claro que ese tipo de actuaciones no encajan con su ética periodística. A lo largo de la entrevista, Iker Jiménez aprovechó también para hablar sobre su figura en los medios, su relación con el escepticismo y su forma de entender el oficio. Defendió su papel durante los meses previos al estallido de la pandemia, cuando alertó sobre el riesgo del virus antes que muchos otros medios, y reflexionó sobre los costes personales y profesionales de "ir contracorriente".