Lydia Lozano jura que ella no sabía que los de La Familia de la Tele le iban a poner la foto de su madre muerta para hacerla llorar en directo
- La periodista llama desconsolada a Informalia para explicar que ella no usó la memoria de su madre para hacer audiencia y señala a sus jefes como responsables de sorprenderla para provocar su llanto en directo
- Levantan la voz dentro de RTVE contra el estreno de 'La familia de la tele': "Se ha perdido el norte"
- Lydia Lozano nos confiesa que los de La Familia de la Tele le pusieron la foto de su madre recién fallecida para que llorara en directo sin ella saberlo de antemano
Martín Alegre
Lydia Lozano nos ha llamado y entre lágrimas jura y perjura que ella ignoraba "absolutamente" lo que sus jefes de La Familia de la Tele le habían preparado para provocar su llanto y generar audiencia: le pusieron una foto de su madre y claro, la pobre Lydia se emocionó y lloró en directo. "Yo no tenía ni idea, no sabía que eso iba a ocurrir", nos dice envuelta en llanto. Lydia niega que ella usara la memoria y la imagen de su madre como reclamo para generar morbo con el dolor del duelo y la pérdida: "Es que a mi nadie me dijo que iba a pasar eso", repite con una rotundidad absoluta. Y la creemos.
Lydia confiesa que los de La Familia de la Tele le pusieron la foto de su madre recién fallecida para que llorara en directo sin ella saberlo de antemano. Para algunos, esto es televisión de entretenimiento en estado puro; es decir, lo que se ha hecho siempre en este tipo de programas. Dicho de otro modo, Lydia desvela sin matices que el "servicio público" que ofrece TE consiste en arrancar las lágrimas de los colaboradores, lo más reales posibles, con tal de conmover al público y enganchar espectadores. Sin embargo, y tal y como se lamenta la pobre Lydia en conversación con Informalia, "no sirvió de mucho, vista la audiencia que hicimos", reconoce en relación al dato marcado en su segundo programa. Lydia nos ha contado también que ella no está en La Familia de la Tele ni en TVE "por dinero" sino por "lealtad" a sus compañeros.
Para muchos trabajadores de RTVE, la llegada de La Familia de la Tele a RTVE no solo confirma la tendencia decadente del ente público, sino que certifica su conversión en un vertedero audiovisual donde Mediaset descarga lo que ya no le sirve. Y lo hace, para colmo, con dinero público. Quien dispara contra el nuevo programa es el sindicato USO, que resumió sus dardos en un tuit con puntería quirúrgica: "La familia Monster de la tele". No como referencia a la genial telecomedia de mediados de los 60 (con Fred Gwynne como el monstruo de Frankenstein e Yvonne De Carlo como su esposa vampira) sino porque estamos ante un espectáculo grotesco.
El estreno del programa este lunes fue recibido con tibieza por la audiencia. El primer bloque (15:54 a 16:59) apenas alcanzó un 8,7% de cuota de pantalla, y el segundo (18:42 a 20:28), un 9,1%. Un pinchazo notable teniendo en cuenta que la tarde de TVE llevaba meses en buena forma gracias a telenovelas como La Promesa, un fenómeno de fidelidad que ahora se ve interrumpido por una suerte de Sálvame zombie, con la misma cara de siempre pero el cuerpo más torpe y envejecido. La Familia de la Tele se nos vendió como "renovación de las tardes" y como "espacio inclusivo y diverso", pero la realidad es otra: un revival mal disimulado de la peor tele del pasado. María Patiño, cada vez más desbordada; Inés Hernand, totalmente fuera de juego; y un elenco encabezado por Belén Esteban, Kiko Matamoros o Lydia Lozano, todos exprimidos hasta el hastío en otros canales.
Lydia Lozano: "No sabía que me iban a sacar la muerte de mi madre para que llorara en directo"
Lo del martes fue sintomático: el programa utilizó la dura situación por la que atraviesa Lydia Lozano para provocar sus lágrimas cuando le recordaron el reciente fallecimiento de su madre al comienzo del programa. La familia de la tele proyectó una imagen en la que aparecía con ella y la colaboradora rompió a llorar. Para alargar la escena, el equipo conectó incluso con una vecina de la difunta, en un ejercicio de explotación emocional que haría sonrojar a un reality de tercera. Eso sí, hay que dejar claro que ella ignoraba a lo que se enfrentaba esa tarde, porque la periodista nos asegura que "no sabía que me iban a sacar la muerte de mi madre para que llorara en directo".
Y, como si esto no fuera ya lo bastante indigno, se confirman nuestras primicias de que José Pablo López ha fichado a Isa Pantoja, además de a Rocío Carrasco, cuyos títulos son los hijas, adoptadas o biológicas, de sus respectivas madres.
Este martes, además de cierto caos y las lágrimas de Lydia Lozano, la gran exclusiva fue la presencia de la hermana de Kiko Rivera, como habíamos anticipado, auténtica influencer del sufrimiento familiar. ¿El mérito? Ser hija de Pantoja y hablar de ella para no decir mucho. Aquí no importa la trayectoria ni el talento. Importa el apellido y la capacidad de rentabilizar traumas. Y RTVE, que debería ser dique ante la banalidad y la frivolidad, actúa como megáfono.
El sindicato USO ha sido claro: "Invertir recursos públicos en este tipo de productos, mientras se recortan o infrautilizan espacios informativos y culturales, es inaceptable". Lo es. Y es también un síntoma del abandono de su misión: RTVE ha olvidado que su razón de ser no es pelear por el share, sino cumplir con el servicio público.
La tele más tóxica ha llegado maquillada de tal modo que se ha vendido el escándalo como diversidad. Este Sálvame caótico y desorganizado no coge el tono. No han sido capaces en su segunda emisión de convertir aquella televisión que Mediaset desechó en un producto eficaz aunque sea reciclado y en La 1, con dinero de todos. Esta TVE con famosos y famosetes discutiendo, cocinando o bailando no se parece a un servicio público. Belén Esteban, María Patiño, Kiko Matamoros o Víctor Sandoval no representan a lo que ha de ser RTVE. Nos venden ahora como diversidad, inclusión y pluralidad un estilo de hacer televisión que consistió en remover morbos, humillar, maltratar personajes y hundir a mucha gente. Esta bochornosa verbena es mediocre, antigua y sectarea y todo el adorno con el que se nos ha tratado de blanquear esta cabalgata encierra algo tan simple como esto: están ahí todos por dinero y hablamos de dinero público.
El sindicato USÓ dice que "después de varios cambios de fecha", el programa y "finalmente llegó envuelto en una potente operación de marketing, un desfile bajo la lluvia, conexiones caóticas y muchas expectativas". Y añade que el resultado es "una mezcla de espectáculo sin rumbo, fallos técnicos importantes (sonido, imagen, coordinación logística…) y la sensación generalizada de que RTVE está perdiendo el norte".
LA FAMILIA "MONSTER" DE LA TELE
— USO RTVE (@usortve) May 6, 2025
No estamos en contra del entretenimiento. Pero sí creemos que debe hacerse desde otro lugar, con otra calidad y con otro respeto por la audiencia y por los valores del servicio público.https://t.co/ZUAdf391LZ
El comunicado es demoledor:
"Audiencias: El programa no cumplió con las expectativas de share ni de acogida. Redes sociales: Revuelo y críticas, muchas de ellas apuntando al retorno del modelo Sálvame disfrazado de nueva televisión pública. Prensa: Editoriales duros y titulares como "caro, innecesario y técnicamente deficiente", han manifestado.
"Desde USO en RTVE queremos dejar clara nuestra postura: RTVE tiene una responsabilidad clara con la ciudadanía. No estamos aquí para imitar a las cadenas privadas ni para competir con entretenimiento vacío. Invertir recursos públicos en este tipo de productos, mientras se recortan o infrautilizan otros espacios informativos y culturales, es sencillamente inaceptable. 23 cámaras, una mochila y mucho más para ocurrencias. Nos preocupa la imagen que se proyecta hacia dentro y hacia fuera: el desánimo de muchos compañeros y compañeras es evidente, y la desconexión con la audiencia real, también. No estamos en contra del entretenimiento. Pero sí creemos que debe hacerse desde otro lugar, con otra calidad y con otro respeto por la audiencia y por los valores del servicio público. RTVE necesita propuestas frescas, sí. Pero también necesita rigor, calidad, y una dirección que sepa dónde está y hacia dónde quiere ir", concluye.