Televisión
RTVE estrena su programa más parecido a la antigua Telecinco en una fecha que oculta un doble significado: 5 del 5 de 2025
- Hace dos años, Informalia adelantó que Mediaset había decidido cancelar 'Sálvame'
- Nubarrones en el estreno de 'La familia de la tele': amenaza de tormenta y la decisión de TVE de cancelarlo al tercer día
- Los efectos sobre el hígado y el cerebro de ver todos los días 'La familia de la tele' (o cualquier programa que dure cuatro horas)
Martín Alegre
El destino, la muerte del Papa o el apagón del pasado lunes han llevado a que La Familia de la Tele se estrene exactamente el 5, del 5, de 2025; una cifra que caprichosamente simboliza cómo se la "telecinqueado" TVE. Y un aniversario también caprichoso: fue un cinco de mayo de hace 2 años cuando desde este portal avanzamos la primicia de que Mediaset se cargaba Sálvame después de 14 años en antena y colocaba a Ana Rosa Quintana por las tardes.
Pero más allá de caprichos del destino o casualidades, la verdad es que quien a estas alturas de mayo de 2025 ponga esta tarde La 1 de TVE podría no reconocer qué cadena está viendo.
La deriva que está tomando RTVE bajo la presidencia de José Pablo López es sin disimulo un viaje al pasado de Telecinco. Lo que debería ser una cadena pública centrada en el servicio público, la pluralidad informativa y la promoción de una televisión de calidad, se está convirtiendo progresivamente en un escaparate de personajes y formatos propios de la televisión más sensacionalista, aquella que en su día definió a la antigua Telecinco como epicentro de la llamada "telebasura".
La programación de La 1 parece cada vez más un plató alternativo de Sálvame o un especial extendido de realities caducos. Personajes como Rosa Benito, Maestro Joao, Lydia Lozano, Belén Esteban, María Patiño, Isa Pantoja o Kiko Matamoros copan la parrilla. Figuras mediáticas cuya presencia estaba ligada a un modelo televisivo ampliamente cuestionado incluso dentro de Mediaset, que acabó prescindiendo de sus principales promotores —Oscar Cornejo y Adrián Madrid— por entender que su estilo de producción era incompatible con una renovación de imagen y contenidos.
Precisamente estos dos productores, al frente de La Fábrica de la Tele (hoy reencarnada en La Osa Producciones Audiovisuales), parecen haber encontrado en RTVE un nuevo refugio, de la mano de un presidente que no sólo recupera a sus figuras, sino que además ha colocado como número dos a Sergio Calderón, un ex directivo de Mediaset y de la propia productora de Cornejo y Madrid.
Este tipo de decisiones estratégicas no son meramente estéticas. Marcan una dirección ideológica, ética y cultural. Convertir RTVE en un clon de la antigua Telecinco puede chocar a la audiencia y hasta parecer a muchos espectadores habituales no sólo un error, sino una traición al mandato de una televisión pública financiada con dinero de todos los ciudadanos. No se puede justificar una programación centrada en el griterío, el morbo o los conflictos familiares en prime time con el argumento de la audiencia, cuando la obligación de RTVE es ofrecer alternativas de calidad, no competir con lo peor del mercado con la excusa de buscar audiencia del modo que sea.
RTVE merece respeto. Los ciudadanos merecen una televisión pública que eleve el nivel del debate, que informe con rigor y que entretenga sin necesidad de degradar. Lo que está ocurriendo bajo la dirección de José Pablo López es una regresión. Y lo más preocupante es que, si no se detiene a tiempo, puede ser irreversible.