Televisión

Cristina Garmendia, la discreta ex ministra socialista que ejerce de presidenta invisible de Mediaset

Cristina Garmendia

Martín Alegre

Ha pasado más de un año desde que anunciamos que Alessandro Salem había propuesto como presidenta de Mediaset España a Cristina Garmendia Mendizábal (San Sebastián, Guipúzcoa, 21 de febrero de 1962), exministra socialista con Zapatero y colaboradora cercana de Pedro Sánchez. El nombramiento no se hizo oficial hasta mayo pero, en cualquier caso, si alguna característica se puede resaltar como la más evidente de todas las que ha exhibido la donostiarra en este periodo es la falta total y absoluta de notoriedad en el sector mediático, precisamente ése en el que navega la empresa que le paga un sueldo envidiable suponemos que a cambio de algo. A pesar de su alto salario y su cargo estratégico, Garmendia ha conseguido mantenerse alejada de los focos y de los titulares estruendosos, cultivando una imagen discreta y hermética, extremo contrario al que ocupaba su antecesor, Borja Prado.

Garmendia asumió el cargo de presidenta de Mediaset España en mayo de 2024, dentro de un proceso de acercamiento entre la compañía y el PSOE. Este cambio se produjo tras las diferencias con el anterior presidente, quien había extendido desde su enorme despacho titulares tan curiosos como que había intentado fichar a Vicente Vallés, extremo que nunca confirmó Mediaset aunque sí lo hicieran fuentes de Atresmedia, donde trabaja el periodista.

Borja Prado, ex presidente de Endesa y ejecutivo próximo a José María Aznar, quiso suavizar la línea editorial de la Cadena SER mediante un acuerdo con Mediaset, adelantando a la editora de la cadena radiofónica y de El País unas cuantas decenas de millones por gestionar su publicidad y aliviando la tensión financiera del grupo PRISA. El sucesor del fallecido Alejandro Echevarría, contaba también que gracias a él Mediaset se fue a Países Bajos "sin hacer tanto ruido como Ferrovial", pero que a él le había nombrado Silvio Berlusconi, que falleció en junio de 2023, un mes y medio antes de que en España Feijóo ganara las elecciones para siguiera en Moncloa Pedro Sánchez.

Durante la presidencia del hijo de Borja Prado y Colón de Carvajal, la relación entre Pedro Sánchez y la dirección de Mediaset se había visto afectada por ciertas tensiones, como las críticas hacia figuras como Ana Rosa Quintana y los enfrentamientos con Iker Jiménez, quien había sido contraprogramado desde La Sexta con su espacio Conspiranoicos.

El nombramiento de Cristina Garmendia fue visto como un gesto de conciliación entre Mediaset con el Gobierno tras renovar su mandato después del 23-J de 2023, y un intento de suavizar las relaciones tras la sorpresa electoral del verano de 2023. En octubre de ese mismo año, Francisco Moreno fue designado director de informativos, como anticipamos en primicia. El periodista procede de de la televisión autonómica de Canarias, cuando el presidente era Ángel Víctor Torres, actual ministro de Política Territorial y Memoria Democrática. Un mes después, Carlos Franganillo sucedió a Pedro Piqueras, que se jubilaba. El asturiano no es un actor político, pero desde luego no es cercano al centro-derecha. Este giro apuntaba a restablecer relaciones con el Ejecutivo y con algunos de los agentes más relevantes de la política española. A pesar de este cambio, la línea editorial de los canales de Mediaset, como Telecinco y Cuatro, no ha mostrado un viraje total hacia la izquierda. Espacios como El programa de Ana Rosa se mantienen, igual que Horizonte de Íker Jiménez, o En boca de todos, con Nacho Abad.

En cuanto a su estilo de gestión, Garmendia se asemeja más a una figura institucional que a una líder intervencionista, como lo era Borja Prado. Su papel se ha centrado en normalizar la presencia de Mediaset España dentro de la industria televisiva española, después de una etapa marcada por el distanciamiento de la empresa con UTECA (la patronal de la televisión privada) y su constante conflicto con la prensa especializada, un escenario que fue exacerbado durante la presidencia de Paolo Vasile. A pesar de ser presidenta de una de las empresas más poderosas del país en términos mediáticos, Garmendia ha optado por mantener un perfil bajo, remarcando su apariencia de presidenta no ejecutiva, y prefiriendo centrarse en sus funciones institucionales y sin protagonizar apenas actos públicos vinculados directamente a Mediaset.

Garmendia, aficionada al esquí, pertenece al grupo del socialismo caviar. Está casada con el ingeniero bilbaíno Rubén Celaya, con quien tiene dos hijos, Ander y Teresa. A lo largo de su carrera, Garmendia ha sabido moverse en círculos de alto poder, como muestra su cercanía con la Casa Real. En 2023, el rey Felipe VI le otorgó la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, un galardón que demuestra su proximidad. Además, su historial económico también destaca, ya que en 2009 declaró un patrimonio de 4,9 millones de euros y unas deudas por 581.347 euros. Actualmente, su sueldo en Mediaset España ronda los 1,5 millones de euros, una cifra considerablemente alta que refleja su influencia en el sector. Para ponerlo en perspectiva, su antecesor Borja Prado se embolsó 1,57 millones de euros en 2022, lo que da una idea de la magnitud de la retribución que Garmendia percibe por su cargo.

Discreta, discreta y discreta

A pesar de sus éxitos profesionales, Garmendia mantiene un perfil muy reservado. No da entrevistas y no es habitual verla en eventos públicos ni asociada a la publicidad de la empresa que preside. Su rol parece ser el de una presidenta invisible que opera detrás de las cámaras y dentro de los despachos, sin necesidad de estar constantemente en el centro de atención. Este estilo de gestión es un contraste marcado con la de otros dirigentes mediáticos más visibles. La trayectoria profesional de Garmendia es notable. Antes de asumir la presidencia de Mediaset, había sido consejera del grupo desde 2017 y miembro de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones, así como de la Comisión de Auditoría y Cumplimiento. Su carrera política también es destacada: fue ministra de Ciencia e Innovación durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, entre 2008 y 2011. Su formación académica incluye un doctorado en Ciencias Biológicas, especializado en Genética, así como un MBA por el IESE Business School de la Universidad de Navarra. Además de sus responsabilidades en Mediaset, Garmendia preside la Fundación COTEC, una organización sin ánimo de lucro dedicada a promover la innovación como motor de desarrollo económico y social. También es miembro de varios consejos asesores, como los de UNICEF y la Asociación Española contra el Cáncer. Su influencia no se limita al sector audiovisual: es consejera independiente en Caixabank y vicepresidenta del Grupo Logista, además de tener una presencia destacada en otros espacios de relevancia.

La figura de Cristina Garmendia es, por tanto, la de una líder con un perfil bajo, pero con una influencia considerable tanto en el ámbito político como en el empresarial. Su capacidad para mantenerse fuera del ojo público, mientras toma decisiones clave en el sector mediático y mantiene relaciones estrechas con el poder político, es una característica que la ha convertido en una figura poderosa, pero casi invisible para el gran público. Sin duda, su papel en Mediaset España, y en el panorama político y económico español, seguirá siendo relevante, aunque posiblemente nunca tan visible como el de otros actores del mismo ámbito.