Televisión

Hablamos con Carlota Corredera: "Lo pasé muy mal cuando salí de Mediaset, necesité terapia y dejé de ver Telecinco porque me dolía"


David Saiz

Han pasado dos años desde que Carlota Corredera fue despedida de Mediaset, la cadena en la que trabajó durante años como directora (Sálvame, Deluxe, Hormigas Blancas, El laberinto de la memoria, La Caja…) y luego como presentadora. Su última época fue tensa, convulsa y polémica, especialmente a raíz de la emisión del documental de Rocío Carrasco y las luchas internas que tensionaron el juego de tronos de productoras que históricamente se ha vivido en los pasillos de Mediaset. Apartada de la cadena, confiesa que lo pasó "mal" y que se "sostuvo" gracias a la "terapia". Dejó de ver Telecinco porque "me dolía" y temió que el teléfono no volviera a "sonar". "Sentí que me habían robado mi carrera", explica a Informalia sobre ese momento en que le comunicaron que ya no contaban con ella.

Dice que la historia de su despido "todavía tiene que reposar para ser contada". Y solo hay una cuestión que rehúye, cuando le preguntamos si alguien pidió su cabeza. "Eso se lo tienes que preguntar a Paolo Vasile". Fuera de Telecinco, Corredera encontró refugio en TVE, la cadena que ahora va a rescatar a sus compañeros de Sálvame con con La familia de la tele, el nuevo magacín de La 1. Ella se quedará con las tardes de TEN, al frente de Tentáculos (estreno este miércoles a las 18.30). Es su regreso como presentadora. Para ella, una "reparación".

¿Por qué es importante para ti volver como presentadora?

Porque con todo lo que me pasó en el año 2022, sentí que me habían robado mi carrera, la que me había labrado con mucho esfuerzo. Esa faceta se paró y volver a presentar es como una reparación, aunque yo no necesito ser presentadora para sentirme realizada. Además, es importante para mí porque vuelvo a presentar con los compañeros que me dieron la primera oportunidad, las mismas personas con las que yo estaba cuando se interrumpió mi carrera.

¿En algún momento pensaste que no ibas a volver a presentar?

Nunca pensé que no volvería, pero no sabía ni cómo ni cuándo ni dónde. Cuando el teléfono deja de sonar, tienes momentos de bajón y de replantearte muchas cosas, pero yo estaba segura de que volvería, aunque fuera en algo muy pequeñito. Yo siento que yo ya he triunfado profesionalmente. Cuando has saboreado el triunfo, en prime time, por ejemplo, te das cuenta de que no pasa nada por no estar siempre ahí. La experiencia y la edad te permite disfrutarlo de otra manera, sufrir menos y tener claro que todo es efímero. Nada es para siempre, ni en tu vida personal ni en la profesional.

¿Has tenido algún momento duro en estos dos años de travesía del desierto? ¿Has necesitado ayuda psicológica?

Sí. Desde que acabó el confinamiento, estoy en terapia. Eso me sostuvo después de la pandemia, después de mi salida de Mediaset y ahora con mi separación. Me ha ayudado mucho, me ha dado luz en los momentos más oscuros y tranquilidad en los momentos de más ansiedad. Creo que es difícil pasarlo peor que como yo lo pasé cuando salí de Mediaset, también porque traía mucho desgaste de atrás. Presentar el programa de Rocío Carrasco fue muy duro y el coleo posterior, también.

Yo soy una persona muy optimista, pero hay momentos de mucho bajón, momentos de sentirte muy sola, incomprendida... Porque el teléfono no suena y tu pan depende de esas llamadas que no recibes. Aun sabiendo que nuestra profesión es así, inestable e ingrata a veces, nadie es infalible y he necesitado ayuda.

¿Llegaste al punto de dejar de ver Telecinco? ¿Desintonizaste el canal, como Terelu en los años de Aquí hay tomate?

Yo no desintonicé la cadena, como dijeron Teresa y Terelu en aquella época, pero es verdad que durante mucho tiempo no la veía. Me dolía mucho y no me ayudaba a avanzar. Es como cuando lo dejas con una pareja, que prefieres no verte durante un tiempo. Además, también era una forma de desintoxicarme, porque llevaba muchos años siendo muy cautiva de ver la televisión por trabajo y no por devoción. Yo me lo veía todo para estar informada y poder prepararme bien los temas para presentar Sálvame, porque me iba en el sueldo, como es lógico. Dejar de ver la tele por obligación también ha sido muy bueno y formaba parte de la curación. No ver la tele ha sido terapéutico.

¿Te echaron de Mediaset porque alguien pidió tu cabeza?

Eso se lo tienes que preguntar a las personas que decidieron que yo no continuase en la cadena.

¿Y quién lo decidió?

Paolo Vasile, ¿no? Paolo Vasile era el consejero delegado de Mediaset y, evidentemente, si yo dejo de presentar en Mediaset será una decisión de Paolo y habrá que preguntar a Paolo, porque yo no tengo la respuesta.

Pero puedes tener alguna información o sensación de lo que pasó.

Sí, pero no lo voy a contar. Esa me la guardo, porque la historia de mi salida de Mediaset, como decíamos en Hormigas blancas, todavía tiene que reposar para ser contada. Lo que sucedió y cómo lo viví, me lo guardo para mí.

¿Te dieron una explicación de por qué te echaban?

Me voy a quedar aquí. A mí se me comunicó que no continuaba y no continué, pero no voy a desvelar las interioridades de lo que viví en aquella época.

Hace unos meses, cuando acudiste al podcast 'La cena de los idiotés', planteaste un dilema sobre una presentadora a la que le ofrecieron seguir en televisión si dejaba a un lado sus ideales. ¿Hablabas de ti?

Era pura ficción. En ningún momento, después de dejar de presentar, nadie me hizo una oferta ni me dijeron que si me dejaba los principios en la puerta podría seguir presentando. Era ficción, porque si voy a La cena de los idiotés voy a darlo todo.

Tu última etapa en Mediaset fue la más tensa, por el documental de Rocío Carrasco. ¿Te arrepientes de algo de lo que hiciste o dijiste en esa época?

No me arrepiento absolutamente de nada, pero en estos dos años sí he reflexionado mucho y he dado muchas vueltas a lo que pasó. Me quedo con lo bueno, con todo lo que aprendí, con la pedagogía que creo que hicimos a tantas mujeres y hombres. Seguramente no acerté siempre, pero no me arrepiento de nada. Solo me arrepiento es de no haberme protegido más a mí misma. Pero al final... cuando estás en la situación en la que yo estaba, no te puedes poner de perfil, porque yo no estaba presentando un programa al uso, sino que hablaba de violencia machista.

Cuando Jorge Javier no pudo presentar el programa de Rocío Carrasco, porque tenía un viaje, y me pusieron a mí, hay directivos de la cadena que me reconocieron que nadie podía haberlo hecho como lo hice yo. Es decir, sabían a quién ponían, porque yo llevaba mojándome mucho tiempo. No buscaron a una persona equidistante. Además es que yo no puedo ser equidistante con el tema del machismo.

¿Es verdad que no tienes relación con Jorge Javier?

Sí, a todo el mundo le ha llamado la atención, pero vamos... No trabajo con Jorge desde hace muchos años y no tenemos roce diario ni semanal ni nada. La última vez que estuvimos en contacto fue porque yo le escribí un mensaje para desearle suerte en la anterior edición de Supervivientes, me contestó con un audio muy bonito, pero no hemos vuelto a hablar ni a escribirnos. Me llama la atención que llame la atención, pero es una tontería fingir. Tampoco tengo relación con muchos de mis compañeros de Sálvame y no pasa nada. El trabajo es el trabajo y la vida es otra cosa.

Entiendo que con Belén Esteban y María Patiño sí te llevas bien, ¿no?

Sí, porque ellas estaban en mi vida antes de Sálvame y siguen después. Y las considero amigas. Igual que tengo una excelente relación con Chelo o Lydia. Ellas vinieron sin dudarlo como entrevistadas cuando yo hacía un podcast desde mi casa [el proyecto que arrancó después de salir de Mediaset].

Has colaborado en TVE [RNE y 59 segundos] y ahora son tus compañeros los que se van a La 1. ¿TVE está salvando al universo Sálvame?

Si se confirma que mis compañeros van a hacer un programa allí, querrá decir que TVE está intentando ser una cadena que va a por el primer puesto. La cadenas públicas no tienen que renunciar a tener audiencia. Si TVE ficha a mis compañeros, me parecerá una apuesta muy inteligente.