Jorge Javier Vázquez sufre un nuevo revés de la audiencia y se enfrenta a su ego y a los fantasmas del pasado
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Martín Alegre
Cancelan El diario de Jorge. A sus 54 años, sin marido ni novio conocido, pero con un patrimonio millonario, Jorge Javier Vázquez alterna fracasos y triunfos personales y profesionales. No funciona a diario pero sí en el prime time.
Primero fue aquel cataclismo de primavera que avanzamos desde Informalia mientras Sálvame se emitía: el asesinato del formato que todavía daba buenos datos en mayo de 2023. Un crimen por razones más políticas que empresariales desde el punto de vista de quienes hicieron durante casi tres lustros un magacín que algunos no debieron ver tanto como dicen y pretenden ahora elevar al Olimpo de la televisión de calidad, como quien evoca la nostalgia por cualquier tiempo pasado sin bajar de verdad a la tierra por donde discurrió el disparate, como quien ve el Infierno sin quemarse, creyendo que en realidad era El Jardín de las delicias.
Porque Sálvame y el universo de esa era de la televisión pasó por momentos muy oscuros y muy duros para personas que aquella máquina de picar carne que ahora algunos glorifican sin reservas se llevó por delante con un objetivo tan poco poético como llenar de dinero las arcas de los Berlusconi y sus socios. Porque la mejor virtud de Sálvame fue llenar el bolsillo de Il Cavaliere, que no es poco.
Muchos de quienes hoy colocan aquel rentable manicomio de cuatro horas diarias en el top de la tele divertida, blanca y familiar debieron verlo pocas veces. En 14 años hubo de todo, claro: momentos que son historia de la televisión, humor, ingenio, innovación y el trabajo de precisión de profesionales de primer nivel. Pero también hubo mucha violencia, se buscaron los enfrentamientos más descarnados para hacer espectáculo del insulto, del odio, de las más bajas pasiones. Sálvame metió la polarización en un plató y nos convirtió en espectadores del Coliseo casero, gozando entre anuncio y anuncio, enganchados a las masacres y las torturas mientras las fieras se despedazaban y la sangre salpicaba el sofá de casa.
Se indujeron guerras familiares, se pagó a hijos para que despedazaran a sus madres (como ahora, pero no digan que eso es hermoso), se subvencionaron y patrocinaron asquerosidades, se ridiculizó gente, se compraron voluntades, verdades, mentiras y se exhibieron dolores, heridas y lágrimas. Se propiciaron la ira y la rabia, se hicieron barbaridades, se normalizó la provocación, actuaron a veces como una jauría contra quienes no les hicieron el pasillo, se movieron con una prepotencia en ocasiones insoportable; y los productores que ahora se quejan de que les quitaron para poner a Ana Rosa olvidan que ellos pisaron dentro de la cadena a compañeros, lo hicieron sin piedad, subiendo a los despachos de Paolo Vasile y de quien hiciera falta pidiendo cabezas.
La imagen icónica de todo aquello, por encima de su cohorte de guiñoles, que fueron cambiando, era Jorge Javier Vázquez. Tan hábil en un plató como soberbio en un cabreo; tan ocurrente como voluble, tan inseguro como divertido, tal mala persona como buena, como amigo leal. Un ser humano, pero una estrella bien pagada y muy rentable.
Jorge Javier Vázquez tuvo otra oportunidad después del cierre de Sálvame de volver a una tira diaria, igual que La Fábrica de la Tele. Alessandro Salem les dio los Cuentos Chinos, el access prime time. Y Óscar Cornejo, Adrián Madrid, y Jorge Javier hicieron el ridículo.
Ya sin sus amigos, y fuera de La Fábrica, Jorge Javier volvió con otra oportunidad de estar con los espectadores de lunes a viernes. Le dieron El diario de Jorge y la audiencia ha vuelto a decidir expulsarle. Eso dijeron en la emisora catalana RAC 1. Le queda un contrato renovado y otros dos años, sus indiscutibles triunfos en prime time y un futuro que, a largo plazo, puede llevarle tal vez fuera de la televisión o tal vez a Televisión Española, donde durante los próximos seis años, José Pablo López, virtual presidente plenipotenciario de RTVE por obra y gracia de José Miguel Contreras y Pedro Sánchez, sueña con ovejas rosas: ¿qué tal un magacín vespertino producido por los inventores de Sálvame? ¿Y qué tal con Jorge Javier al frente? Es ciencia ficción hoy en día. Pero todo es posible.
Del éxito de 'Sálvame' al declive de sus programas diarios
Jorge Javier Vázquez es el peor enemigo de sí mismo. Su ego ha visto cómo su carrera, como rostro de programas diarios, ha sufrido varios tropiezos tras el fin de Sálvame. Su eficacia se mantiene en prime time. Pero los formatos diarios que ha liderado desde el final del mítico magacín no han conseguido consolidarse en las parrillas de Telecinco, reflejando un cambio en las preferencias de la audiencia y un desgaste de su imagen televisiva.
Cuentos Chinos buscaba competir en el complicado horario del access prime time. Sin embargo, desde su estreno quedó claro que no podía enfrentarse a El Hormiguero y fue retirado rápidamente tras unos patéticos resultados de audiencia.
Lejos de rendirse, Telecinco confió de nuevo en Jorge Javier con El diario de Jorge, el programa vespertino que ahora será cancelado y que pretendía captar la atención con debates y testimonios. Debutó en un momento complicado, coincidiendo con la emisión de los Juegos Olímpicos en TVE, lo que impactó negativamente en su arranque. A pesar de que Vázquez recurrió a esta circunstancia como una posible justificación para los bajos datos, la situación no mejoró significativamente una vez finalizados.
El cierre de El diario de Jorge supone otro revés para Jorge Javier Vázquez, que, tras la cancelación de Cuentos Chinos y ahora este nuevo fracaso, parece haber perdido la conexión que durante años lo convirtió en el rey del daytime de Telecinco. La cadena, en un momento delicado de reestructuración de su parrilla, ya busca alternativas producidas por terceros para cubrir el hueco que dejará el programa.
Con estos reveses, se pone en evidencia no solo el desgaste de un formato y de su figura estrella, sino también la dificultad de Telecinco para adaptarse a las nuevas dinámicas televisivas y atraer a una audiencia cada vez más fragmentada. Jorge Javier, por su parte, enfrenta un desafío crucial: redefinir su carrera y recuperar el favor de una audiencia que parece haberle dado la espalda. Por mucho que un ejército sincronizado de mamporreros mediáticos se empeñe en blanquear las peleas de gallos….