Televisión
Andrés Arconada, sobre el estreno de 'Emmanuelle': "La nada más absoluta, ya no sorprenden ni las escenas de sexo"
- "Aburrida, pretenciosa y pretendidamente moderna", afirma el crítico de cine, que la califica como "un bodrio"
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Andrés Arconada
Os dije al principio de mis colaboraciones semanales en estas páginas que no siempre os hablaría de recomendaciones y éste es el momento de comentaros un auténtico bodrio que devuelve al cine un mito erótico de los 70, Emmanuelle. La original de 1974 era ya una mala película, aunque revolucionó a los espectadores de la época por su alto contenido erótico, que rozaba el porno, causando no sólo sensación sino provocando auténticos escándalos allá donde se estrenaba. En España tuvimos que esperar un poco más por aquello de la censura de la época.
Numerosos artículos intentaron explicar el fenómeno, originando comentarios y siendo el centro de conversaciones. Incluso se llegaron a hacer nuevas versiones, sin el éxito de la primera, porque si la original era mala, las siguientes eran infumables. La directora Audrey Diwan y la actriz Noémie Merlant han decidido volver a las andadas y realizar esta cosa aburrida, pretenciosa y pretendidamente moderna con la que han inaugurado el Festival de Cine Internacional de San Sebastián. ¿De verdad no había nada mejor o pretendían ser más modernos que nadie y traer el supuesto escándalo que pueda provocar para que se hable de ello?
A la hora de escribir estas líneas no sé nada de la reacción crítica de la película, y la verdad que tampoco me quita el sueño. Suficiente tuve con las casi dos horas de duración de una película que apenas cuenta nada y que tuve la sensación, sin ser un amante del porno, de que algunas de estas películas tienen más argumento que la susodicha Emmanuelle.
La primera secuencia homenajea a la original, reviviendo el primer encuentro sexual de la protagonista en el baño de un avión mientras viaja a Hong Kong. Allí se hospedará en un hotel de lujo, propiedad de la empresa para la que trabaja como supervisora de que todo funcione como dictan sus jefes, que quieren eliminar a la directora del mismo a la que no consideran apta. Personaje interpretado por una actriz inmensa como Naomi Watts, ¿pero qué hace en esta cosa? No me puedo creer que sea sólo por dinero, ya que tendrían que haberle puesto muchos ceros en su cuenta para aceptar.
Bueno, a lo que iba, la protagonista encontrará en el hotel todo lo que necesita para sus instintos sexuales: tríos, masturbación con otra mujer, encuentros con un hombre que no quiere nada con ella y del que termina fascinándose - todavía nos preguntamos por qué- y así un largo etcétera. Lo peor es que da lo mismo.
La interpretación de su actriz principal es fría y distante y por supuesto sin el ángel ni la belleza de su predecesora, Sylvia Kristel. Sé que algunos me dirán que el personaje es más moderno, que si el poder femenino, que si… bueno, y qué si todo está en la nada más absoluta. Si tuviera que ponerle nota sería un cero. Películas como ésta no sólo no se deberían estrenar sino, y lo más importante, realizar. Un ruego, no piquéis, me lo vais a agradecer.