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La novia de Epstein calla sobre Donald Trump: el atronador silencio de Ghislaine Maxwell
- Las entrevistas ocurrieron bajo un acuerdo de inmunidad limitada negociado por sus abogados y el vicefiscal general Todd Blanche
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Informalia
La fiscal nombrada por Trump le ofreció un pacto que puede salvarle de 20 años de cárcel. En un país donde el pasado siempre vuelve, las revelaciones del Departamento de Justicia sobre Ghislaine Maxwell reabren heridas nunca cerradas. Este viernes, el gobierno federal publicó más de 300 páginas de entrevistas y horas de grabaciones con la única persona condenada por su rol en la red de explotación sexual de Jeffrey Epstein. Pero lo que más sorprendió no fue lo que dijo, sino lo que prefirió callar: especialmente sobre el actual presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump.
Las entrevistas, realizadas a lo largo de varias sesiones en una prisión federal de Florida, ocurrieron bajo un acuerdo de inmunidad limitada negociado por sus abogados y el vicefiscal general Todd Blanche. La defensa de Maxwell también ha solicitado un indulto presidencial, algo que no se puede pasar por alto en el análisis del tono y contenido de sus declaraciones.
Aunque muchos esperaban una confesión que sacudiera las estructuras del poder, lo que emergió fue un discurso sorprendentemente medido. "Nunca presencié que el presidente Trump hiciera nada inapropiado con nadie", afirmó con firmeza. Rechazó también la existencia de una supuesta "lista de clientes" o un archivo secreto de chantajes. "Este es un solo hombre. Lo han convertido en otra cosa. No es tan interesante. Es un tipo repugnante que hizo cosas terribles con niñas pequeñas", dijo sobre Epstein.
Pero ese "atrónicamente aburrido" Epstein que ella describe, fue el mismo que durante décadas cultivó una red de amistades con poderosos de todo el mundo, desde la realeza británica hasta Silicon Valley. Las entrevistas reflejan cómo Maxwell orbitaba con comodidad en esos círculos. Trump aparece como una figura conocida para ella desde la infancia. "Mi padre lo apreciaba mucho, también a Ivana, porque era de Checoslovaquia como él", contó.
Maxwell también se esforzó por desligar al expresidente Bill Clinton del escándalo, asegurando que su relación con los Clinton era personal, no mediada por Epstein. Negó que Clinton hubiera estado en la isla privada del Caribe y recordó cenas y reuniones sociales "normales". Sobre el Príncipe Andrés, admitió que su amistad personal fue lo que facilitó el contacto con Epstein, aunque niega haber sido la intermediaria directa.
A medida que el documento revela nombres como Elon Musk, Sergey Brin, Bill Gates y Reid Hoffman, la ausencia de detalles comprometedores sobre Trump se vuelve más estridente. Especialmente en un contexto donde el propio Departamento de Justicia admitió que la publicación se realizó "por interés público", tras semanas de presiones desde el Congreso y la prensa, alarmados por las posibles implicaciones que las conexiones de Maxwell y Epstein aún pudieran tener en la esfera política y empresarial.
La Casa Blanca, por su parte, ha adoptado una postura defensiva. El presidente Trump, enfrentado a una reelección turbulenta, se desmarcó del proceso de publicación. "No tengo nada que ver con eso", dijo a reporteros desde la Casa Blanca. Sin embargo, el momento elegido para la desclasificación, en plena campaña y con encuestas ajustadas, alimenta las sospechas de que detrás del silencio de Maxwell podría haber algo más que simple lealtad.
¿Está Ghislaine Maxwell protegiendo a Donald Trump a cambio de un posible indulto? Esa es la pregunta que muchos se hacen, especialmente al considerar que la defensa de Maxwell ha sido activa en los últimos meses en Washington, reuniéndose discretamente con miembros del círculo presidencial y donantes republicanos.
La figura de Maxwell, que antes era considerada un testigo clave en la caída de Epstein, ahora aparece como una posible moneda de cambio política. Su negativa a implicar al presidente podría ser vista como una estrategia para ganar su libertad o, al menos, una reducción de su condena. Pero también hay quienes sostienen que simplemente no hay nada más que contar. Nada sospechoso, ¿no?