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Jaime Cantizano y su marido sellan su historia con afecto, respeto y un brindis bajo las estrellas: "A celebrarlo como debe ser"

Jaime Cantizano y Miguel García

Sara Tejada

Hay bodas que son puro espectáculo y otras que se convierten en una celebración íntima del tiempo compartido. La de Jaime Cantizano y Miguel García Goldinghan pertenece a esta segunda categoría, aunque con la elegancia serena de quien lleva más de una década apostando por la discreción sin renunciar al estilo. Tras formalizar su unión en una ceremonia civil privada el pasado 11 de julio en Jerez de la Frontera, la ciudad natal del presentador, este fin de semana la pareja ha querido abrir el círculo y brindar por su historia con una fiesta por todo lo alto, pero sin perder ese aire de sobriedad y cariño verdadero que los define. "Estamos muy felices, muy contentos y ahora a celebrarlo como debe ser", dijo el presentador antes de arrancar las celebraciones, agradeciendo a la prensa el interés por su enlace.

El lugar escogido para esta segunda celebración ha sido el Castillo de Batres, un enclave de cuento a apenas treinta minutos de Madrid. Levantado en el siglo XV y declarado Conjunto Histórico-Artístico, el castillo ofrecía el escenario perfecto: muros de piedra que han visto pasar siglos, cipreses y olivos centenarios, un arroyo bordeando la finca y esa luz dorada de las tardes de julio que parece inventada para las bodas. Allí, poco antes de las 19:30, comenzaron a llegar los aproximadamente 200 invitados, muchos de ellos rostros conocidos de la televisión, la música y la cultura.

En esta ocasión, Cantizano y García quisieron recibir a sus amigos y conocidos después de haber reservado la ceremonia legal para su círculo más íntimo. El sábado fue, sencillamente, la gran fiesta: una reunión de afectos en la que se respiraba un ambiente de complicidad y alegría contenida, sin estridencias ni poses forzadas. Tal como ellos mismos han hecho siempre con su vida privada, optaron por un protocolo cuidado, pero relajado. Los hombres vestían esmoquin, las mujeres, vestido largo, pero los novios dejaron claro desde el principio que no querían tocados, pamelas ni artificios. La naturalidad, decían, debía ser la protagonista.

Los propios Cantizano y García sellaron su gran noche con un look impecable, coordinado, pero con pequeños matices personales. Ambos lucieron dinner jackets blancas de solapas de pico, pajarita y pantalones negros. Cantizano añadió un toque distintivo con una camisa de botones cuadrados engastados con una piedra, mientras Miguel optó por la versión más clásica, con una abotonadura simple. Un estilismo equilibrado, sobrio, casi cinematográfico, que recordaba a las noches elegantes de antaño, esas donde el blanco y negro eran una elección estética y no un filtro de Instagram.

La velada transcurrió entre brindis, risas y un menú de altura firmado por algunas de las mejores manos de la gastronomía española: Paco Roncero, Ramón Freixa, Dani García y Medems Catering se unieron para crear una propuesta culinaria exclusiva, pensada para la ocasión. La música corrió a cargo del DJ Mickey Pavón, encargado de poner ritmo al patio acristalado del castillo y a los distintos salones donde se alargó la celebración hasta bien entrada la madrugada.

Desde que en febrero de 2024 se dejaron ver por primera vez juntos en la fiesta de cumpleaños de Bibiana Fernández, su relación pasó de ser un rumor a convertirse en una certeza compartida. Más tarde, en septiembre, el propio Cantizano publicó en redes una fotografía con Miguel, dejando claro que no había nada que ocultar. Y el pasado 11 de julio, una nueva imagen, esta vez vestidos con trajes claros, acompañados de su perro, confirmó lo que ya era un secreto a voces: el presentador se había casado. La palabra "celebrando" y dos anillos entrelazados ponían el punto final a las especulaciones.