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Leticia Fernández de Villavicencio deslumbra con su vestido de novia en su boda con Piergiacomo Agostini en Jerez


Informalia

Con una historia de amor que mezcla raíces andaluzas, glamour europeo y anécdotas entrañables, la boda de Leticia Fernández de Villavicencio y Piergiacomo Agostini se ha consolidado ha sido uno de los grandes eventos sociales del año. Y su vestido, sin duda, quedará en la memoria colectiva como uno de los más icónicos de la temporada.

Con una cola XXL, detalles etéreos y un toque romántico, la joven aristócrata protagonizó uno de los enlaces más comentados del año.

En plena temporada alta de bodas, Jerez ha acogido uno de los enlaces más destacados del año. Leticia Fernández de Villavicencio y Piergiacomo Agostini se han dado el "sí, quiero" este sábado en una emotiva ceremonia celebrada en las emblemáticas Bodegas Lustau, en Jerez de la Frontera. La boda, organizada por Marisa Sarget, reunió a numerosas personalidades del ámbito social y familiar, pero fue el look de la novia el que acaparó todas las miradas.

La joven, nieta de los marqueses de Genal, llegó a la Iglesia de San Miguel —el mismo templo donde en 2021 se casaron Claudia Osborne y José Entrecanales— acompañada de su padre en un carruaje de caballos, fiel al estilo tradicional andaluz. Leticia lució un impresionante vestido nupcial que no dejó indiferente a nadie: un diseño etéreo, con detalles románticos y estructura innovadora, que destacó especialmente por su imponente cola XXL.

El vestido estaba compuesto por un corpiño drapeado en gasa con escote palabra de honor, del que partían delicadas mangas con caída lateral que prolongaban la cola, generando un efecto visual vaporoso y sofisticado. En la cintura, un cinturón del mismo tejido marcaba sutilmente la silueta antes de dar paso a una falda amplia, confeccionada con capas superpuestas de tul y gasa, que aportaban al conjunto un aire casi onírico.

Uno de los elementos más llamativos del diseño fue el adorno floral que rodeaba el cuello de la novia, marcando el inicio de otra sección de la extensa cola, cuya caída acompañó a Leticia durante toda la ceremonia religiosa. Para completar el estilismo, la novia eligió un ramo de flores en tonos rosa palo, blanco y amarillo, mientras que en cuanto al maquillaje y peinado optó por un recogido bajo en forma de moño y un maquillaje discreto y natural, en perfecta sintonía con el tono etéreo del vestido.

La celebración continuó en la finca La Ramoncita, propiedad del legendario piloto Giacomo Agostini, padre del novio. En una entrevista previa con Vanity Fair, la pareja explicó que eligieron casarse en Jerez por sus vínculos familiares con la ciudad y por el valor sentimental que el lugar tiene para ambos. "Nos conocimos y nos enamoramos aquí, justo antes del confinamiento por la pandemia. Pasamos ese tiempo solos en La Ramoncita, y fue nuestra verdadera prueba de fuego", explicó Piergiacomo.

El joven empresario italiano, hijo del quince veces campeón mundial de motociclismo, sorprendió también al recordar cómo fue la original pedida de mano: "Fue el 29 de julio del año pasado, en Cerdeña. Llevé a Leti en moto de agua a una pequeña isla en medio del mar. Allí, saqué un plato de jamón —como ella siempre había bromeado que quería— y coloqué el anillo en el centro. Me arrodillé y se lo pedí". Leticia, entre risas, ya había avisado: "El hombre que se case conmigo tendrá que pedirlo con una pata de jamón".