Dieta estricta, toque de queda y aislamiento: así es la vida de los cardenales durante el Cónclave en el Vaticano
Informalia
Las puertas de la Capilla Sixtina se han cerrado este miércoles a cal y canto. 133 cardenales deberán decidir cuál de ellos sucederá al Papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años, y lo harán completamente aislados del mundo, alojados en la residencia de Santa Marta, 06 suites, 22 habitaciones simples y un apartamento, que se les asigna por sorteo. Es una de las condiciones del famoso Cónclave que se desarrolla en el Vaticano pero no es la única, porque los altos mandos de la Iglesia asumen estos días una estricta normativa que incluye la prohibición de teléfonos, televisiones o radios.
También se controla de manera exhaustiva la dieta de todos ellos, quedando prohibidos alimentos como empanadas, aves enteras, pasteles o bollos rellenos. ¿El motivo? Podrían guardarse mensajes secretos en el interior que interfieran en sus reflexiones. También alimentos pesados como pasta carbonara, alcachofas o helados, para evitar indisposiciones.
Los cardenales también aceptan un toque de queda, a las 22:30 horas deben estar en sus dormitorios, y firman un contrato de confidencialidad sobre todo lo que ocurra estos días tanto en la Capilla Sixtina como en la residencia de Santa Marta. El Vaticano es, estos días, un auténtico búnker, protegido por unidades antidrones, tanquetas y 650 cámaras de vigilancia.
Aseguran los expertos que el Cónclave podría durar varios días porque no existe un candidato claro aunque sí hay favoritos: los italianos Parolin y Zuppi, el filipino Tagle y el americano Prevost son los que más resuenan. El español Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, también aparece en las quinielas. Por otro lado, el cardenal bosnio se encuentra muy enfermo y su condición también interfiere en el proceso: "Tienen que ir a recoger su voto y volver a la Capilla".