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María Jesús Montero, la doctora católica que se casó con un ateo y ha comenzado una nueva relación
- Este domingo fue entrevistada por Jordi Évole en laSexta
- La ministra de Hacienda, con el ojo puesto en Andalucía desde enero, también habló de Shakira
- Vuelan los cuchillos entre Jordi Évole y Rufián: del "me caías muy mal", al "yo era un gilipollas"
Informalia
La nueva entrega de Lo de Évole trajo este domingo a María Jesús Montero como entrevistada. La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda respondió a preguntas cómo que haría si descubriera que su pareja defraudara al fisco. También opinó de Shakira, la mujer que revolucionó las arcas del Estado hasta pactar en noviembre de 2023 para evitar la cárcel, aunque los litigios de la estrella colombiana con Hacienda no quedaron ahí.
El presentador de laSexta le preguntó: "¿Dejaría a su pareja si defraudase a Hacienda?", a lo que la política socialista respondió: "Eso no ocurriría nunca". Explicó que esto significaría que "no conocería a la persona" con la que está, por lo que considera esta situación poco o nada probable.
Y se reafirmó: "Aquí no estamos hablando de que alguien haga la declaración para que le salga lo más favorable posible, sino de que no paga porque es un defraudador fiscal, y sería imposible que yo estuviera con un defraudador fiscal". De lo contrario, sí dijo: "Si descubro una parte oscura de la vida de mi pareja, seguramente sería definitivo". Y añadió: "No me veo con una persona que no tenga un concepto de que los impuestos sirven para lo que sirven y que todos tenemos que aportar".
Sobre la relación sentimental que mantiene a día de hoy, de la cual no desveló su identidad, aseguró no ser controladora pero manifestó tener "absoluta seguridad" en él.
La vida personal de la ministra
En la biografía de María Jesús Montero parece un juego de equilibrios imposibles. Su vida se mueve entre extremos que se rozan sin mezclarse: la fe católica y el agnosticismo, la devoción por Andalucía y su ascenso en la política nacional, la formación científica y el combate por la justicia social. La ministra de Hacienda y vicepresidenta primera del Gobierno, secretaria general de los socialistas andaluces desde enero, nació hace 59 años en el sevillano barrio de Triana.
Montero creció entre el bullicio de patios de vecinos, procesiones de Semana Santa y un firme sentido de comunidad que sus padres, ambos docentes, le inculcaron desde la infancia. Su padre, Manuel, profesor del colegio José María Izquierdo, representaba el rigor académico. Su madre, Conchita, era el núcleo emocional que combinaba la tradición con un progresismo latente. En ese caldo de cultivo, Montero aprendió a ver el conocimiento como un arma de cambio y la fe como un pilar, no un dogma.
La vocación por la Medicina surgió pronto, pero su paso por la universidad en la Sevilla de los años 80 desvió ligeramente su rumbo. Por un lado, se unió al Partido Comunista, atraída por la promesa de justicia social que esa militancia le ofrecía. Por otro, su formación religiosa la llevó a participar en movimientos cristianos de base como la Juventud Obrera Cristiana. En sus propios términos, nunca vio contradicción alguna: "Mi fe siempre me ha hablado de cuidar al prójimo, y eso es política en su forma más pura", declaró un vez.
Su exmarido y sus hijas
Fue en esa época de efervescencia ideológica cuando conoció a Rafael Ibáñez Reche, por entonces, un joven estudiante de Derecho que militaba en Izquierda Unida. Ateo confeso y defensor de la lucha obrera, Ibáñez representaba el polo opuesto a lo que Montero había conocido en casa. Sin embargo, entre debates acalorados y largas noches compartidas, surgió un vínculo que desafió cualquier pronóstico. Contra todo convencionalismo, se casaron por la Iglesia, y de esa unión nacieron dos hijas, que con los años se convertirían en el epicentro de su vida. Montero siempre ha sido una mujer de paradojas. Mientras construía su carrera política, ascendiendo desde la gestión sanitaria en Andalucía hasta los despachos del poder en Madrid, mantenía una relación ambivalente con su fe. A pesar de su formación religiosa, sus posturas políticas desafiaban a menudo las líneas más conservadoras de la Iglesia. Defendió leyes progresistas y, desde su posición como ministra de Hacienda, ha impulsado políticas que según ella buscan reducir la desigualdad social.
En 2019, la relación con Ibáñez atravesó un punto de inflexión. Él, retirado de la política activa, encontró refugio en su labor como abogado en CC.OO., mientras ella seguía acumulando responsabilidades en el gobierno central. Aunque nunca hubo un anuncio oficial de divorcio, ambos hablaron públicamente de una "separación afectiva". Fue un giro en su vida personal que, como tantos otros, Montero asumió con la discreción que la caracteriza.
En el programa de Jordi Évole de este domingo, Montero también habló de su familia. Sobre sus hijas, dijo: "Se han criado en un ambiente en el que la política es una clave". Y añadió: "Su padre y yo hablamos mucho de política. Él pertenece a otro partido político que no es el mío", indicando que su exmarido es "de la izquierda del PSOE".
Y sobre él, señaló también: "Siempre ha sido militante y, por tanto, nosotros hemos hablado de política siempre, desde que mis hijas son pequeñas".
En cuanto al voto de sus hijas también habló. "Han convivido desde pequeñas con esa realidad. No sabría decir lo que han votado en las anteriores elecciones. Sé que han votado por la izquierda, eso con toda seguridad, pero no por quién se decantan, ni suelo presionar en este sentido".
Sobre Shakira
De Shakira también dijo que le gusta "su energía, vitalidad, y que es optimista". Sin embargo, recalcó: "Hombre, pues lo de Hacienda, no me gusta". "Al personaje le quita algunas cuestiones, pero eso no opaca, ni mucho menos", comentó también. "Las mujeres no lloran, las mujeres...", le recordó Évole, y ella terminó: "Las mujeres facturan".
Hablando de personalidades, Évole le cuestionó: "¿Dejaría de admirar a un deportista si se enterase de que tributa en Andorra?". Y ella respondió: "No diría que lo dejo de admirar, pero me influye. No solo con los temas fiscales, sino también con los que tienen que ver con las agresiones sexuales". En este sentido, dijo: "¿A quién no le gusta Plácido Domingo? Es un español con una fama mundial muy merecida, pero me influye, al igual que la relación de Picasso con las mujeres".