Gente

Beatriz Cortázar habla con el nieto de Joan Miró, que sale en defensa del rey Juan Carlos: "Mi abuelo siempre decía que para el rey todo gratis"

Joan Punyet Miró

Beatriz Cortázar

Nieto del pintor Joan Miró y artista por genética y pasión Joan Punyet Miró prefiere firmar su obra con su primer apellido y es que hasta en eso es elegante. De su abuelo ha heredado mucho, no sólo cuadros y recuerdos sino también personalidad y manías. Es un dandy que se hace la ropa en el sastre y hasta los pijamas a medida. "Mi abuelo en el mes de septiembre ya estaba encargando las camisas de lino para el siguiente verano", recuerda. Combina los colores hasta con los cristales de sus gafas y llega a Madrid con una exposición de cuadros en pequeño y gran formato que oscilan entre los 3.000 y 10.000 euros.

En el interior del espacio me espera el nieto del gran Joan Miró, que saca la buena educación pero le pido que nos relajemos y usemos el tuteo que tanto gusta en Madrid. Veo que lleva un calcetín de cada color mientras me muestra sus gafas que hace un mallorquín que cultiva almendros y transforma las cáscaras en monturas de lo más singulares. Empezamos bien y acabamos mejor.

¿Se puede saber cómo ha acabado en esta exposición con sus cuadros?

Es una experiencia transversal de rock and roll, gastronomía, poesía, música y dimensiones vitales. No soy un pintor de cuadros sino un creador de experiencias porque confieso que el mundo del arte es muy aburrido. Los intelectuales, los galeristas... Es más de lo mismo. A ver cuánto gano o pierdo. Prefiero mezclar vino, cerveza, rock y poesía con la canallesca de la noche con sustancias que no debemos pronunciar porque todo eso hace que la bohemia reivindique su lugar del fracasado y perdedor. Hoy hacer apología del error es algo que el algoritmo no te permite. Los grandes errores han propiciado el viagra o la tarta del casar, que dan millones de euros al año, y es la capacidad de equivocarse lo que hay que reivindicar en el ser humano.

Y lo dice un dandy como usted que no se equivoca en su imagen.

Eso me lo enseñó mi abuelo. Solía escribir al sastre en diciembre para encargarle las camisas del verano. He aprendido a ser un dandy con la elegancia de mi abuelo y por eso todo lo que llevo está hecho a medida porque además quiero ayudar a la sastrería española. Me cuesta mucho dinero y horas de elegir los hilos o tejidos pero creo que la elegancia es un valor que el español tiene que defender. Mi abuelo estaba obsesionado con vestir bien. Cuando vivía en París y pasaba mucho hambre metía el pantalón entre el somier y el colchón para que al día siguiente estuviera planchado. Iba a las grandes reuniones de hipnosis de André Breton donde alucinaba y esos mundos oníricos eran los que luego plasmaba en sus obras.

Su abuelo fallece cuando usted tiene 15 años. Su recuerdo más impactante fue cuando entró por primera vez en su estudio de pintura.

Tenía 10 años frente a los 85 de mi abuelo cuando entré por primera vez en su estudio de pintura de Palma de Mallorca y no imaginas lo que fue aquello. Ese olor a aguarrás, gasolina, disolventes, todo lleno de salpicones de pintura de todo tipo: óleo, acrílica, acuarela, lápices por todas partes. Era un campo de color donde miraras. Por eso muchos niños aman a Miró y vuelven a él con los años porque es esa pintura cercana al espíritu desnudo del niño, una creación intuitiva automática e imprevisible. Cerca del alma, no de la cabeza. Ese día me cambió la vida.

¿Cómo firma su obra?

Punyet porque quiero que todo el mundo diferencie entre Punyet y Miró. Al principio ponía los dos apellidos porque los primeros pasos los di apoyado en mi abuelo pero luego ya me fui caminando solo.

Imagen: Instagram @joanpunyetmiro

¿Cómo le han recibido en el mundo del arte? ¿Le reconocen como artista?

Muy mal porque piensan que soy un aprovechado y lo tengo fácil al tener dinero y fama por tener un abuelo como el mío. Lo que aprendí es que hay que luchar por los sueños y libertades. Estuve diez años viviendo fuera de España entre Estados Unidos, Londres y París y entendí que en España tenemos a grandes como Picasso, Dalí y Miró y sin embargo nos estamos tirando piedras en nuestro propio tejado. Por mis venas corre la sangre de Miró y hay que darle alas a todo y perseguir los objetivos. Algo que se fomenta en otras culturas pero no tanto en la española. Por eso estoy apoyando a todos los que viven bajo el nombre de alguien muy destacado y les animo a que sigan con esa herencia.

En la actualidad reside en Mallorca y alguna vez le he oído decir que si Miró viviera hoy para nada sería independentista.

Ni hablar. Se han ido 8.000 empresas de Cataluña a Bilbao, Valencia, Madrid, Málaga, Mallorca y pretendían que volvieran por un decreto ley. Eso es fascismo y totalitarismo algo que mi abuelo siempre repudió. La Cataluña de hoy está en contra de los valores de Tarradellas, Suárez, el rey Juan Carlos o mi propio abuelo. Viví la maravillosa experiencia de los Juegos Olímpicos con Maragall y era un Cataluña abierta al mundo. Hoy está cerrada en un provincianismo enfermizo con unos mensajes que hacen daño a los catalanes. Lo puedo decir porque tengo libertad y el apellido Miró que me ha permitido conocer otra época y estar en la generación que quería una Cataluña totalmente diferente.

¿Qué opina de la situación actual del rey Juan Carlos?

Me parece todo muy injusto. Juan Carlos rechazó toldos los poderes que le asignó Franco porque apostó por una monarquía parlamentaria otorgando esos poderes al pueblo porque soñaba con una España democrática. Esa generosidad es brutal. Dejó su infancia de lado para educarse al lado de Franco y organizar la Transición y crear una España moderna con gente que le apoyó como Suárez o el mismísimo Joan Miró. Mi abuelo siempre decía que para el rey y para España todo gratis. Hizo el Sol de España que se convirtió en la marca que nos identificó en el mundo y eso fue un catalán que hoy no comulgaría con los valores de fanatismo del catalanismo que hay en Cataluña.

Pero el rey Juan Carlos hoy vive en Dubai y ha tenido serios problemas de faldas y económicos.

Todos en la vida cometemos errores pero no me parece justo que por un diez por ciento equivocado se juzgue un noventa por ciento de una vida ejemplar.

¿Se identifica con algún político?

Conmigo mismo. Soy el presidente de la república independiente de Joan Punyet. Soy el gobierno y el poder judicial de mi casa.

¿Qué le quedó en herencia de su abuelo?

Tengo una colección de cuarenta cuadros de mi abuelo que están depositados en las fundaciones de Barcelona y en el Museo Reina Sofía de Madrid y es que ya no puedo tener nada porque una vez nos robaron a punta de cuchillo un cuadro de veinte millones en nuestra casa de Mallorca. No quiero ni recordar esa experiencia. Luego es verdad que se pudo recuperar, se restauró y ahora está expuesto en la Fundación. En casa es imposible tener algo porque te juegas la vida.

¿Cuál es su cuadro favorito de Miró?

El Nacimiento del Mundo. Lo pintó en 1995 y está en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y es la antesala del expresionismo abstracto americano. Pollock, Franz Kline, Kooning, Rothko, Motherwell… Todos han venido de Joan Miró.

¿Se llevaban tan mal Miró y Dalí?

Sí. El padre de Dalí era notario en Figueras y le pidió ayuda a Miró para que se ocupara de Salvador Dalí pero luego le traicionó. Su forma de ser era nefasta. Era un showman muy pesetero, todo lo contrario de mi abuelo que era altruista y modesto, totalmente antagónico a los valores de Dalí.

¿Después de Madrid qué le espera?

En mayo estaré en Manila y en julio en Mallorca con esta exposición. Tengo oficina en París donde está el comité desde donde denunciamos a todos los falsificadores de la obra de mi abuelo que te aseguro hay muchos.

¿En lo personal cuál es su estado?

Ahora mismo estoy en pleno proceso de divorcio tras dos décadas con mi mujer. Tengo una hija de 21 años y un hijo de 15 y es muy duro.