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Cari Lapique y su yerno viudo, Antonio Matos, unidos en el último homenaje a Caritina Goyanes


Beatriz Cortázar

Pasan los meses pero no la tristeza por la pérdida de Caritina Goyanes, quien a los 46 años fallecía de forma repentina el pasado 26 de agosto cuando se encontraba de vacaciones en la casa familiar de Marbella. Desde ese día han sido muchas las misas que se han celebrado en su memoria y a las que siempre han acudido tanto su madre y hermana como su viudo, Antonio Matos, padre de sus dos hijos. Muy religiosa y más desde que descubrió los encuentros de Emaús, Caritina había encontrado en la Fe la respuesta a todas sus inquietudes y de ahí que hoy sean sus familiares los que sigan manteniendo ese espíritu a la vez que salvan su negocio de catering que con tanto esfuerzo sacó adelante y que su viudo sigue decidido a continuar, quién sabe si con idea de que, en el futuro, sus hijos le cojan el testigo.

Esta semana, de nuevo suegra y yerno han vuelto a acudir a otra misa in memoriam de Caritina. Fue el pasado lunes día 10 en el Club de Puerta de Hierro donde se celebró una ceremonia por todos los socios y empleados fallecidos a lo largo del año 2024. En total, 66 fallecidos que sus familiares y amigos quisieron recordar y para lo que se habilitó uno de los salones del Club, con el fin de poder dar cabida a todos.

Tras la ceremonia hubo un cóctel que contó con la presencia de Esperanza Aguirre y su marido, Fernando Ramírez de Haro, conde de Bornos, presidente del Club, de ahí que en cierta manera actuara como anfitrión. Entre los asistentes hubo personas muy cercanas a los homenajeados que ya no están entre nosotros, como Jaime Botín, María y Santiago Gil de Viedma, Isabel Satrústegui, Mario Armero, Ignacio Basa, la condesa de Bisbal, el marqués de Comillas, el conde de Montagut-Alto, José Antonio Clavero, Rafael Pastega, Mercedes Carvajal, Miguel Delclaux, la condesa de Villanueva, el vizconde de la Torre, Natalia Márquez, José Pan de Soraluce, el marqués de Villar-Mir y la citada Caritina, entre otros que nos han dejado.

Cari Lapique, además de la compañía de su yerno, tuvo a su lado también a su nieta, a la que todos llaman "mini Cari", y a su consuegra, que está también muy volcada en que su hijo y sus nietos sigan hacia adelante a pesar de la tragedia que les ha tocado vivir.