La suya es una batalla mediática para visualizar la diversidad de cuerpos y la aceptación de los que no están en los cánones tradicionales de los gurús de la estética. Consciente de que la fama se puede convertir en un altavoz hecho a medida, la presentadora se erige como defensora de las tallas y de la normalización y libertad de cuerpos. Su última campaña viene de la mano de la cadena de alimentos Lidl y de su línea de ropa, Esmara, para la que ha posado y por la que quedamos en un loft de Madrid donde, aparte de ropa, hay un desayuno libre y variado: fruta para los que siguen su estilo de vida light y unos sandwiches y bollitos riquísimos para los que nos encanta el picoteo y saltarnos las reglas. Y así, entre croissant y y medianoches rellenas, hablamos con Tania de esta campaña que la recupera como modelo
Esta campaña es lo que se dice un bombón para arrancar temporada.
TL: Me han elegido embajadora de la nueva campaña de moda otoño-invierno que lleva por lema Vistete libre y me encanta, ya que defienden todo tipo de cuerpos y tallas y a mí eso es algo que me pone muy tontorrona.
¿Siempre ha sido una mujer libre o eso también se aprende con los años?
TL: Creo que he sido muy libre desde bastante joven y reconozco que es una suerte pero es verdad que con los años soy cada vez más libre.
¿De qué se ha liberado últimamente?
TL: De expectativas, de juicios, de cadenas que te dan trabajo en exclusiva pero no te dejan hacer más cosas… Es verdad que cada día me siento más libre y eso que estoy más atada que nunca al tener mi familia y las responsabilidades que eso conlleva pero al tratarse de una elección mía te diré que me sigo sintiendo libre incluso dentro de la pequeña jaula que es la familia.
Dice que las cadenas de televisión la han tenido encorsetada.
TL: He sido muchos años reportera y he trabajado detrás de las cámaras, por eso cuando me ofreció Telecinco un contrato de cadena me pareció algo muy bueno porque por fin iba a tener una seguridad, iba a estar calentita en un plató y sin tener que estar continuamente en la cola del paro. Lo acepté y en ese momento fue fantástico. Era el año 2009 y estuve once años ligada a Mediaset, pero reconozco que también me ha gustado mucho volver a tener mi libertad y no tener que pedir permiso a papá para trabajar donde quiera.
Tener un sueldo fijo y esa estabilidad laboral también tiene sus obligaciones.
TL: Imagínate en mi caso, que venía de un Bilbao de la época dura del terrorismo, con muchísimo paro en esos años 80, y tenía miedo a estar sin trabajo. Hoy ya no lo siento. Soy autónoma y con los años tengo la experiencia de saber que puedo hacer muchas cosas para salir adelante y no e me caen los anillos por nada. Si tengo que limpiar un bar lo hago. Y no te digo lo que eres capaz de hacer por los hijos. Cuando los tienes notas que tienes más ovarios para afrontar la vida.
Estará conmigo en que muchos se sorprenderían si la vieran limpiando en un bar.
TL: Das muchas vueltas en la vida y te confieso que antes de la televisión he limpiado muchos bares por eso no sería nada nuevo. La buena educación no es tanto ir a un colegio determinado sino la posibilidad de ser una todoterreno y hacer cualquier cosa siempre. Por mi trabajo un día estás hablando con la Reina y al día siguiente con una limpiadora. Eso sí es la buena educación.
Conociéndola imagino que estará con varios proyectos a la vez.
TL: Eso siempre. Estoy con mi podcast, con mi trabajo en televisión y además soy opinóloga en las redes sociales.
¿Cuál es su mejor recuerdo de la televisión?
TL: El equipo. El de presentador es un gremio muy solitario y lo que suelo añorar es tener un montón de gente alrededor y hablando de nuestras cosas. Esa es la salsa de la vida.
¿Y el peor?
TL: Cuando se me vio un pecho en televisión. Ese momento 'sabrina' lo llamaron el 'taniagate' y lo recuerdo algo muy desagradable. Estaba en una piscina de barro en el programa Resistiré y Yola Berrocal y Kiko Hernández me estaban desabrochando los corchetes del vestido para quedarme en biquini. Como me quité el pinganillo no oí a la directora que dijo que no siguiera. De pronto en el último momento desataron todo y me quedé en tetas. Fue muy desagradable a mis 29 añitos esa falta de control. A partir de entonces ya daba igual lo que hubiera hecho antes porque ya todo era mi teta.
¿Se enfadó con alguien?
TL: Conmigo misma y con nadie en particular. Me quité el pinganillo porque me pudo las ganas de meterme en el barro y fue una falta de profesionalidad. Reconozco que me implico tanto y quiero disfrutar siempre con lo que hago que esa vez se me fue de las manos.
¿Cómo ve hoy su antigua casa de Telecinco?
TL: En el momento que dejé de trabajar confieso que empecé a ver menos Telecinco. Están sufriendo un cambio, no se si para mejor o peor, y supongo es algo cíclico que suele ocurrir pero imagino que volverán a ser lo que fueron.
¿Qué le gustaría hacer?
TL: Un canal para mujeres con temas que no se suelen tocar como la menopausia, el sentimiento de culpa por dejar a los niños en la guardería, la violencia a las mujeres que ha subido casi un 40 por ciento desde el año 2017 y nadie lo dice…
Sin embargo cada vez hay más campañas y presupuestos.
TL: No sé qué es lo que falta pero claramente hay que revisarse y probar cosas nuevas.
¿Cómo hace para tener esa piel tan luminosa?
TL: Me la cuido mucho pero también es genético por mi abuela. En la vida hay un momento que te ajamonas o te amojamas y yo me he ajamonado. Tengo mucho culo pero una piel preciosa.
¿Sigue feliz en el amor?
TL: Sí. Intentamos cuidar la relación, cosa que nos costó el año pasado, pero queremos sacar tiempo para nosotros y priorizarnos.