En defensa de Isabel Pantoja tras haber perdido los estribos ante la prensa: ¿debe ir con pasamontañas?"
- Jordi González dice que si no quiere que la persigan los reporteros se cubra la cara
- Gema López, indignada con Isabel Pantoja tras su estallido contra los reporteros: "Quien nace soberbia muere igual"
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Informalia
A sus 68 años, la trianera lleva el arte en las venas pero parece que su sangre de artista lidia mal con la diplomacia y las buenas formas y el autocontrol. De sus genes podemos hablar porque sabemos que su padre, fallecido hace medio siglo cuando apenas había cumplido los 52 años, fue Juan Pantoja Cortés, letrista de fandangos del trío Los Gaditanos. De doña Ana, fallecida hace tres años, sabemos que fue bailaora en las compañías de Pepe Pinto y Juanita Reina.
Nos quedan para examinar a la familia su hermano Agustín Pantoja, que fue cantante en las décadas de 1980 y 1990, mientras que Juan Antonio, otro de sus hermanos, ha sido guitarrista. Solo su hermano Bernardo, evitó el mundo artístico, aunque fue su chófer durante un tiempo. El abuelo paterno de Isabel, Antonio Pantoja Jiménez (fallecido el 9 de diciembre de 1977), fue también cantaor, conocido como "Pipoño de Jerez", aunque y posteriormente le llamaron Chiquetete por la fama de su hijo, el gran Chiquete. Por la parte de Doña Ana, podemos recordar que el otro abuelo de Isabel fue un verdulero muy conocido en el Mercado de Sevilla. Le apodaban El Lechuga.
De la tonadillera hacia abajo, tenemos al conocidísimo Kiko Rivera, cuyas formas con los medios y la prensa tampoco han sido siempre impecables. Ambos, madre e hijo, mantienen desde siempre una relación de amor y odio con la prensa porque han sacado una cantidad colosal de dinero gracias a sus exclusivas, es decir, a sus amores, desamores, disputas, escándalos y desventuras varias, como el paso por prisión de la artista tras su romance con el corrupto Julián Muñoz, con especial protagonismo en la última década para las disputas con sus propios hijos.
Jordi González: "Que vaya con un pasamontañas"
Pero en defensa de lo indefendible, porque insultar, humillar y faltar al respeto no tiene justificación, debemos recordar que Isabel Pantoja atraviesa un momento complicado en casi todos los sentidos. Ahora que hablamos por fin con normalidad de las enfermedades mentales y entendemos que ir al psiquiatra o al psicólogo es sano y remendable, no está de más contextuar que la tonadillera, que actúa este fin de semana en Tenerife, está sometida a una presión terrible. Probablemente como muchas personas pero, en su caso, con la exposición mediática de un personaje que no puede ir por un aeropuerto sin llevar detrás cámaras y periodistas. El presentador Jordi González decía este sábado nada menos que en el principal canal de la televisión pública que si no quiere que la reconozcan debe "ir con pasamontañas". Tal vez un poco exagerado.
Es inevitable que si Pantoja aparece, los paparazzi hagan su trabajo, ya que ella es la primera que cuando le conviene y hay dinerito se somete a entrevistas, va a Supervivientes o vende posados al Hola. Eso inocula a la opinión pública la droga de su fama y cuando falta información el mono surge y la demanda para saber de ella se dispara, lo cual pone en marcha a los medios. Es un bucle inevitable. Otra cosa es que podamos ser condescendientes y tratar de entender que una persona, famosa o no, sometida a la presión de no hablarse apenas con sus hijos, tratando de sacar adelante su maltrecha economía para solventar su deuda, y con España tratando de saber qué pasa con ella, cómo está de salud, o qué opina de todo, pueda llevar a un estallido no justificable pero tal vez comprensible.
Perdió los estribos: no saber quién es el topo en su círculo íntimo la tiene de los nervios
Recordemos que Pantoja perdió los estribos esta semana delante de una reportera de Europa Press, que le preguntaba por sus hijos y los últimos roces que han crispado las relaciones familiares. Hubo un insulto y un manotazo al micrófono. Por esta salida de tono, le ha caído una lluvia de críticas, desde Ana Rosa Quintana a Gema López.
Además, en contra de lo recomendable ante una situación tan bochornosa, no hay señales de arrepentimiento de la folclórica. Tampoco disculpas a la reportera. Una postura intransigente que ha derivado en un gabinete de crisis con su equipo, que le ha dicho que no, que por ahí no. Que no son las formas. Pantoja ya venía enfadada y no se arrepiente de nada. Sigue sin ver que se ha equivocado. El motivo del enfado de Isabel es que nada más bajar del avión, le informaron de que su hija Isa Pi le había afeado que no la visitara y le había pedido que fuera a verla después de su operación. Otras fuentes añaden que está especialmente nerviosa ante las continuas filtraciones de su vida que llegan a los medios y que forzosamente tienen su origen en el reducidísimo círculo en el que ella confía (o confiaba). No saber quién es el topo la tiene de los nervios.
Espejo Público se suma a Ana Rosa y reacciona al dardazo histórico de Isabel Pantoja
El episodio se produjo este jueves 19 de septiembre, cuando la artista ponía rumbo a Tenerife para preparar su concierto de este sábado 21 después de que cancelara el recital el pasado abril por motivos de salud. La reportera iba tras la artista, micrófono en mano y cámara detrás, pero nada. Ni palabra. Hasta que la sevillana estalló con el colérico "¡Cállate ya, imbécil. Ocúpate de España!". La periodista Isabel Rábago hasta se ha hecho una camiseta con la desafortunada frase.