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La entrevista de Beatriz Cortázar a La Húngara: "Hay que cuidar y respetar a Isabel Pantoja"


Beatriz Cortázar

Los que tenemos una edad hemos crecido escuchando la canción del Ponche Caballero en esos anuncios donde el hombre regresaba a casa y la mujer le preparaba su licor en copa de balón. Hoy todos hemos cambiado, pero hay cosas que siguen en la retina y en el paladar y de ahí que se haya grabado una nueva versión del famoso tema, sólo que ahora en voz de La Húngara, una artista pata negra, y con otro enfoque más actual. Con Sonia Priego, que es como está bautizada, hablamos de esta vuelta a los escenarios, de un verano lleno de actuaciones, y de su pasión por Rocío Jurado e Isabel Pantoja. La verdad es que da hasta gusto escuchar a alguien que sabe de qué va la historia hablar tanto y tan bien de las grandes de la canción.

¿A quién se le ha ocurrido llamarla para poner voz al Ponche Caballero?

LH: Mi vida es un cúmulo de casualidades y este proyecto no iba a ser menos. Me comentaron si me apetecía cantar ese tema que para mí es historia de España y me lleva a los recuerdos de mi infancia. En mi casa nunca faltó una botella para que mi padre se tomara su copita o para hacer los postres y macedonias. Necesitaban una voz y me dieron la enorme sorpresa ya que ha sido un placer.

¿Cómo era esa niña que veía a su padre? ¿La suya fue una infancia feliz?

LH: Mucho. Somos una familia muy unida. Mis padres han sido dos trabajadores, mi madre limpiando escaleras y mi padre a lo que saliera: de chófer, para limpiar el coche… Vengo de una familia humilde pero con recuerdos maravillosos. Somos muy piña y por eso la Navidad era una fiesta. Siempre soñé ser artista y mientras mis amigas jugaban a las muñecas yo y mi amiga Rosi (la bailaora Rosa María La Chana) nos lo pasábamos pipa haciendo de presentadora o artista. Mi suerte es haber podido cumplir ese sueño.

¿Quién le dio el primer impulso?

LH: Tengo siete primas con las que me he criado como si fueran mis hermanas. Siempre estábamos juntas. En la despedida de soltera de la novia de mi primo me convencieron para ir a Sevilla a un karaoke. A mí me parecía una locura porque yo soy más de pueblo que un olivo pero como la suerte siempre la he tenido de cara al final me fui con ellas y me lo pasé como nunca en el karaoke. ¡No dejé cantar a nadie! Esa noche estaba en la sala El Cali (productor) y se interesó en mí. No quise darle el teléfono porque no sabía si era verdad o vete a saber y fue porque una de mis primas le dio el número de mi casa y llamó al día siguiente. Si no es por ella no hubiera pasado nada. Tenía 18 años, pero era muy niña. Cuando me contactó me quedé helada. Me dijo los artistas que producía y recuerdo que al colgar cogí mi caja de cassettes que escuchaba y resultó que Francisco Carmona era el productor de casi todos los cantantes que yo seguía. Hoy sigue siendo mi productor al que quiero y adoro.

El azar siempre jugó a su favor pero no sé si lo suficiente como para sentir que está donde se merece. No hace mucho agradecía a C. Tangana que le hubiera dado más visibilidad.

LH: A Tangana le estaré eternamente agradecida por haberme dejado compartir una gira y el tema que grabamos juntos Tú me dejaste de querer que ha sido de los más escuchados. A su madre también la adoro y es que hemos creado una amistad para siempre. Quiso elegirme porque me escuchaba de adolescente y le marqué una época de su vida por eso pensó en mí para ese tema. Hay un público que me conoce por él pero hay quien ya me sigue desde hace veinte años. Tangana es enorme, currante, listo, astuto, un coco. Es normal que le llegara el éxito porque es muy grande. A su lado me han dado un perfil que antes no había conseguido.

¿Y de dónde viene lo de La Húngara?

LH: Por mis primas también. En mi familia no hay antecedentes de artistas salvo una tía que cantaba muy bien pero nunca se dedicó profesionalmente. Teníamos una vecina que a la hora de la siesta siempre nos pedía que bailara sin los tacones porque no se dormían sus mellizos y mi madre le solía decir que no sabía de donde tenía esa vena artística. En broma decía que era hija de una húngara que me abandonó debajo de un puente y mis primas me llaman la húngara cuando me ponía a bailar sin zapatos. Cuando me cogió el productor buscó un nombre artístico y eso que yo quería ser Sonia. No se le ocurría nada hasta que mi prima le dijo que me pusiera la Húngara. Y le encantó. Te diré que el nombre ha sido parte del éxito de mi carrera. No sabían quién era, no existían las redes sociales y por eso la gente quería ver cómo era la húngara físicamente y de cerca. Ese misterio me ayudó.

¿Cómo gestionaron ese salto a la fama en su familia?

LH: En ese momento estaba a punto de romper con el padre de mis dos hijas y fue una decisión aún más firme porque quería ser independiente y asumir mis responsabilidades sin que nadie más opinara. Ya daba clases de baile pero en ese instante quise intentar ser artista y no quería que nadie pusiera una sombra a mi sueño. Mis padres siempre estuvieron apoyándome y mi abuela sólo sufría cuando cogía aviones. Era más antigua en ese sentido pero no así mis padres que me ayudaron con las niñas y fue todo más fácil. Te confieso que mi disco sirvió para liberarme. Para ver más allá de donde veía en ese momento y para realizarme como mujer. Tengo claro que hay que luchar por lo que una sueña y no dejar que nadie te ponga un dedo para tapar el sol. Tus decisiones tienen que ser siempre propias.

¿Hoy ha rehecho su vida?

LH: No le guardo ningún rencor al padre de mis hijas pero hoy tengo mi pareja, mis hijas, mis nietos y mi madre que vive conmigo tras enviudar. Mis hijas no sufrieron nuestra ruptura porque lo entendieron y es algo que ya está más normalizado. Es verdad que cuesta dar el paso y más cuando vienes de una familia muy unida pero si las cosas no funcionan no pasa nada. Hay que saber vivir la vida.

Gloria Camila estuvo apoyándola en la presentación y me consta que Rocío Jurado fue muy importante en su carrera como referente.

LH: Con Rocío Jurado coincidí en algunas ocasiones pero no tenía la confianza que hoy tengo con su hija Gloria. La adoro. Siempre ha estado en los momentos importantes apoyándome. Es para comérsela. Una niña con unos valores y un corazón enormes y me gustaría que la gente la conociera como yo. Estar a su lado es estar con un trocito de su madre. Gloria es una gran desconocida para muchos y no tiene nada que ver la imagen que algunos dan de ella. Si la conocieran no opinarían nada negativo. Todo lo contrario.

¿Con Rocío Carrasco tiene relación?

LH: Trabajé en un programa de Canal Sur en homenaje a su madre y me trató muy bien. Ha pasado mucho tiempo de aquello y para mí fue una cita muy emotiva. De su vida y las cosas que hayan pasado no opino.

Madre de dos hijas y también tiene la historia del niño Mohammed al que ha cuidado desde bebé.

LH: Conocí con seis meses a mi niño Mohammed en Chiclana y hoy ya tiene once años. En este tiempo he compartido la crianza con su madre senegalesa y por eso él siempre dice que tiene dos mamás. Nosotras somos como hermanas y te diré que el roce ha hecho una unión imposible de romper. Mi niño aprendió a hablar y caminar conmigo y cuento su historia en el tema Te como tu cara. Las vacaciones y los fines de semana los pasa conmigo y para mí es mi hijo sin que haya roto el vínculo con su madre que está en Sevilla. Es una maravilla que la vida me ha regalado.

Antes a las folclóricas las valoraban más.

LH: Hoy cualquiera puede cantar o hacerse conocido a través de las redes. Incluso aunque no sepas cantar puedes ser famoso. Todo se valora de otra manera y pienso que antes el artista tenía mucho más que demostrar. Cuando salían en televisión era porque ya era un artista, hoy sale cualquiera. Las redes tienen cosas buenas pero han quitado mucha autenticidad. Y eso hace que al final todo cueste más porque está más masificado, aunque respeto a todos los artistas con talento y esfuerzo.

¿Y qué me dice de Isabel Pantoja?

LH: La quiero con locura. Todo lo bueno que le pase lo disfruto y sufro con lo malo. Cuando hablan mal intento no ver ni escuchar porque me afecta. Sólo quiero cosas bonitas. Me encantaría hacer un tema a su lado porque de todas las grandes es la única que nos queda y tendríamos que valorarla y respetarla muchísimo más. Hay que cuidarla y es que yo muero con ella.