El motivo por el que no deberías poner los pies sobre el radiador para entrar en calor
Informalia
El frío continúa siendo protagonizando estos últimos días de enero. Después de que diciembre fuera un mes atípico en cuanto a temperaturas, desde mediados de enero estamos sufriendo el azote del aire polar que proviene desde el interior del continente. De ahí que se registren mínimas por debajo de los cero grados, mientras que las máximas apenas superan los 10ºC.
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A esto se une a que el viento hace que la sensación térmica sea más baja. Y esto se puede calcular, según explica la física y meteoróloga de eltiempo.es Irene Santa. Por ejemplo, un día con 0º grados de temperatura y 25 km/h de viento, correspondería a una sensación térmica de -6ºC.
¿Por qué tenemos fríos los pies?
Esto se produce por la diferencia entre la temperatura de la piel y la del aire. El viento hace que perdamos calor de forma más rápida. En todo caso, durante los meses de invierno, son las manos y los pies las partes del cuerpo que más sufren el frío. De hecho, da igual que se lleven guantes o calcetines gordos: la mayoría de las personas tienen frío en estas zonas.
El Colegio Oficial de Podólogos del País Vasco inciden en los pies. El frío puede producir una vasoconstricción de los capilares, lo que quiere decir que los pequeños vasos por los que fluye la sangre, se cierran.
"En los pies encontramos muchas de estas terminaciones, y al ser la parte más alejada del corazón, el aporte de sangre no se realiza con la misma fluidez que a otras partes del cuerpo", explican. "Es relativamente normal tener los pies fríos por momentos durante el invierno. Si hay problemas vasculares, la dificultad será mayor", explican.
Pueden aparecer sabañones
En este sentido, este organismo da una serie de consejos para cuidar los pies en esta época del año. Inciden especialmente en evitar poner los pies fríos encima de fuentes de calor directa, como pueden ser los radiadores. El drástico cambio de temperatura puede contribuir a la aparición de sabañones, inflamaciones que hace que la piel se hinche y se enrojezca.
Además, el Colegio Oficial de Podólogos recomienda llevar un calzado que no comprima en exceso los pies. Esto "dificulta la circulación y un pie en cuyas venas la sangre no fluye correctamente, es susceptible de sufrir un mayor enfriamiento", aclaran. Además, advierten de que si se comprimen mucho, "las venas no se rellenan de sangre y se pierde calor".
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Por otra parte, moverse o realizar alguna actividad física contribuye la microcirculación y evita la pérdida de calor corporal. También aconsejan masajear los pies para aumentar su temperatura; descalzarse al llegar a casa para que el pie respire; no fumar en exceso (este hábito dificulta la circulación sanguínea), utilizar calcetines térmicos; ingerir suficientes líquidos y llevar botas impermeables solo los días de lluvia (la goma hace que el pie sude y acabe mojado, dando sensación de frío).