Casas Reales
Amalia de Holanda, víctima de un delito digital: un portal de pornografía difunde vídeos falsos de la princesa hechos con inteligencia artificial
- Los contenidos superan ya los dos millones de reproducciones, lo que ha desatado indignación en La Haya y preocupación en su entorno más cercano
- La radiante aparición de Amalia de Holanda en su graduación, un mes después de su ingreso de urgencia: los detalles de su look y sus acompañantes
Sara Tejada
La princesa de Orange, Catalina Amalia de los Países Bajos, heredera al trono y primogénita del rey Guillermo y la reina Máxima, atraviesa uno de los momentos más delicados de su vida pública. Un portal digital especializado en pornografía manipulada mediante inteligencia artificial ha difundido imágenes y vídeos falsos de carácter sexual en los que, de manera fraudulenta, se utiliza su rostro. Los contenidos superan ya los dos millones de reproducciones, lo que ha desatado indignación en La Haya y preocupación en su entorno más cercano.
Las autoridades investigan a un ciudadano neerlandés de 73 años, quien estaría implicado en esta trama internacional de "deepfakes". Dicho portal, llamado MrDeepFakes, había sido creado en 2018 y acumuló más de 70.000 vídeos pornográficos falsificados con imágenes de personalidades públicas de todo el mundo. Aunque la página fue clausurada el pasado mes de mayo, el daño ya estaba hecho: los archivos se habían viralizado, generando un problema de difícil control para las víctimas, entre ellas la princesa Amalia. De acuerdo con los registros oficiales, en los Países Bajos había al menos 650.000 usuarios registrados en esa plataforma. Las imágenes adulteradas de Amalia habrían alcanzado, solo en su caso, más de 200.000 visitas mensuales a nivel global.
Silencio en la Casa Real y el futuro de una campaña
Hasta ahora, la Casa Real neerlandesa ha optado por guardar silencio. No obstante, expertos en comunicación institucional apuntan a que, una vez concluida la investigación judicial, es probable que los reyes Guillermo y Máxima encabecen una campaña pública contra este tipo de delitos digitales que atentan contra la intimidad y la reputación. Para Amalia, de 21 años, no se trata del primer episodio en el que su vida se ve alterada por amenazas externas. En 2022, tras iniciar sus estudios universitarios en Ámsterdam, recibió amenazas directas de la mafia marroquí dedicada al narcotráfico. La situación puso en serio riesgo su seguridad, obligándola a abandonar el piso de estudiantes que ocupaba y regresar al palacio en La Haya. La preocupación de sus padres fue tal que, en una decisión discreta y sin precedentes, enviaron a su hija a Madrid, donde fue acogida durante una temporada por los reyes Felipe y Letizia. El vínculo entre ambas familias es estrecho: Guillermo y Máxima mantienen una relación de gran confianza con los monarcas españoles, lo que facilitó que la joven se refugiara en la capital española sin que trascendiera públicamente hasta su regreso a los Países Bajos.
Amistades españolas y una vida bajo el foco
Durante sus estancias en España, Amalia no solo encontró apoyo en la Familia Real. La heredera neerlandesa mantiene una amistad cercana con la hija de Alberto Cortina y Elena Cue, en cuya residencia e ha alojado en diversas ocasiones. Esta relación y sus estudios en España le han permitido integrarse en ciertos círculos sociales de la alta sociedad española, aunque siempre con la discreción que caracteriza a la princesa. Asimismo, se le ha visto compartir tiempo con Allegra, la bisnieta de la duquesa de Medinaceli, con quien mantiene una relación de amistad. Estos lazos, poco habituales en herederos al trono europeos, han reforzado la conexión de Amalia con España y muestran cómo la joven princesa combina su formación académica con vínculos personales que trascienden fronteras.
Obstáculos y resiliencia
Amalia ha intentado mantener una vida lo más normal posible. Sin embargo, no han faltado nuevos sobresaltos. Hace unos meses sufrió una caída mientras montaba a caballo, accidente que le provocó la fractura de un brazo. Aunque se recuperó rápidamente, el episodio recordó lo vulnerable que resulta cualquier miembro de la realeza, incluso en actividades cotidianas. La difusión de imágenes falsas mediante inteligencia artificial, sumada a los problemas de seguridad y los accidentes recientes, han puesto de relieve la resiliencia de la heredera neerlandesa. Lejos de mostrarse derrotada, la princesa ha continuado con sus estudios y con las funciones institucionales que le corresponden, acompañando a sus padres en actos públicos y representaciones oficiales. El caso de Amalia abre también un debate más amplio sobre la exposición de los jóvenes herederos de las monarquías europeas en un mundo hiperconectado. Las tecnologías de manipulación digital, los riesgos de seguridad y la curiosidad mediática se entremezclan en un contexto en el que la privacidad resulta cada vez más difícil de preservar. Amalia, pese a su juventud, se ha convertido en un símbolo de los desafíos que enfrentan los futuros soberanos en la era digital. Su amistad con miembros de la aristocracia española, su vínculo con la Casa Real en Madrid y el apoyo incondicional de sus padres constituyen un entramado de protección y afecto que, sin embargo, no siempre logra amortiguar los golpes de la vida pública.