Casas Reales
Reza Pahlavi, hijo del último sah de Persia, señala a Juan Carlos I y a España como modelos para la transición de Irán
Informalia
Reza Pahlavi, hijo del último sah de Irán y exiliado en Estados Unidos desde la Revolución Islámica de 1979, ha puesto a España como ejemplo de lo que podría ser un futuro democrático y pacífico para su país. En un reciente mensaje dirigido al pueblo iraní desde Washington, el líder opositor ha elogiado el proceso de Transición española, considerándolo uno de los más exitosos en la historia contemporánea.
"La Transición española a la democracia sigue siendo uno de los casos más ejemplares de cambio ordenado y pacífico. Es una fuente de inspiración para quienes aspiramos a un Irán libre, plural y moderno", afirma Pahlavi en declaraciones al diario ABC. Para él, el colapso del régimen de los ayatolás no solo es inevitable, sino ya está en marcha. "El final de la República Islámica es irreversible", aseguró con contundencia, revelando que ya se ha diseñado un plan de transición de cien días para instaurar un nuevo gobierno democrático tras la caída del actual sistema teocrático.
El heredero de la antigua dinastía Pahlavi señala la figura del rey Juan Carlos I como un referente
El heredero de la antigua dinastía Pahlavi destacó la figura del rey Juan Carlos I como un referente, no por su papel institucional, sino por su capacidad de unir al país en un momento de transformación histórica. "Al igual que el rey Juan Carlos, yo aspiro a ser un facilitador del cambio, no un símbolo de división», dijo. Recalcó que su objetivo no es reinstaurar la monarquía, sino impulsar un proceso democrático en el que los propios iraníes decidan el futuro de su nación mediante un referéndum libre. «Mi visión es clara: un sistema democrático y laico, donde la soberanía emane del pueblo, no de una élite religiosa", subrayó. La propuesta de Pahlavi recuerda otros precedentes históricos, como el del ex rey Simeón II de Bulgaria, quien tras décadas de exilio regresó a su país, fundó un partido político y fue elegido primer ministro sin reclamar el trono. Un ejemplo de cómo un líder simbólico puede desempeñar un papel político relevante en un contexto republicano.
La República Islámica instaurada por el ayatolá Jomeini en 1979 rompió con décadas de apertura y acercamiento a Occidente. Bajo el nuevo régimen, Irán se convirtió en una teocracia donde la soberanía pertenece a Dios, no al pueblo, y donde la represión sistemática ha sido norma. Mujeres, homosexuales, disidentes y minorías religiosas han sido perseguidos durante décadas. La represión estatal, ejercida por el aparato de seguridad vinculado al clero, ha recurrido a la tortura, las ejecuciones y la censura como herramientas de control. Frente a este panorama, Pahlavi aboga por una transformación democrática y sin violencia, inspirada en el ejemplo español. "La experiencia de España demuestra que es posible una reconciliación nacional cuando se actúa con responsabilidad, diálogo y un compromiso real con los valores democráticos", dijo.
Aunque Pahlavi no ostenta ningún cargo formal, su influencia entre la diáspora iraní y entre los jóvenes que desean un cambio profundo en el país es creciente. Su discurso se aleja tanto del pasado monárquico como del actual régimen, proponiendo una tercera vía que combine unidad, laicismo y pluralismo. Además de su labor política, Pahlavi ha cultivado vínculos internacionales con gobiernos occidentales e incluso con Israel, país que visitó en 2023 en un gesto histórico. Durante esa visita, oró en el Muro de las Lamentaciones y se reunió con altos cargos israelíes, enviando un mensaje de reconciliación internacional y distanciamiento de la política antiisraelí que ha caracterizado a Irán desde 1979.
En enero de este año, Pahlavi también dirigió una carta al entonces recién investido presidente Donald Trump, instándole a renovar el apoyo de Estados Unidos al pueblo iraní. «No se necesita una guerra, sino mantener la presión sobre el régimen y apoyar decididamente a los ciudadanos valientes que luchan por su libertad», escribió. En esa misiva, propuso los Acuerdos de Ciro, como extensión de los Acuerdos de Abraham, para crear una alianza estratégica entre Israel, países árabes e Irán una vez alcanzada la democracia.