Casas Reales

Las mujeres que marcaron la vida del Papa Francisco: figuras femeninas que dejaron huella en su carácter

Jorge Bergoglio (arriba, centro izquierda) junto a sus hermanos, hermanas y padres

Sara Tejada

En la vida de Jorge Mario Bergoglio, antes y después de convertirse en Papa Francisco, las mujeres han desempeñado un papel silencioso pero profundamente transformador. Desde su infancia en Buenos Aires hasta los años de madurez en Roma, figuras femeninas dejaron huellas imborrables en su carácter, su fe y su visión del mundo. Las mujeres de su vida no fueron solo parte de su historia: fueron faros, raíces y espejo de la humanidad que siempre ha querido ver en la Iglesia.

Entre todas ellas, su abuela paterna, Rosa, ocupa un lugar privilegiado en sus recuerdos. Emigrante piamontesa, le enseñó a rezar, a hablar en dialecto italiano y a mirar la vida con ternura y profundidad. En sus palabras, Rosa era "el idioma de sus recuerdos". Fue con ella con quien compartía largas conversaciones mientras bebían mate, pequeñas escenas cotidianas que marcaron su niñez y encendieron la chispa de su espiritualidad.

No menos influyente fue su madre, Regina Sivori, descendiente también de italianos. Viuda joven, sacó adelante a sus cinco hijos con fortaleza y discreción. Bergoglio, el mayor, tenía apenas 23 años cuando perdió a su padre. En ese tiempo difícil, Regina fue su ancla. Tal era su deseo de no herirla que, al ingresar al seminario, fingió estar estudiando medicina. Hasta que ella descubrió los libros de teología y, sin dramatismos, lo dejó seguir su vocación. "Estudio la medicina del alma", le dijo él entonces.

Regina Sivori fue emigrante piamontesa

Antes de ese giro definitivo hacia el sacerdocio, hubo espacio para el amor juvenil. En su autobiografía Life, el Papa confesó haberse enamorado un par de veces. Una joven "hermosa e inteligente" lo hizo tambalear en su vocación durante una semana. Pero el llamado de Dios fue más fuerte. Otra mujer clave fue Esther, su jefa en el laboratorio químico donde trabajó en su juventud.

Comunista, rigurosa y con una visión social profunda, le enseñó política, ética del trabajo y compromiso. Años después, ella formaría parte de las Madres de Plaza de Mayo. Francisco la califica como "una mujer formidable".

Y aunque desde 2013 no ha vuelto a pisar Buenos Aires, en su corazón siguen presentes su hermana María Elena, que vive cerca de la capital argentina, y su prima Carla, a quien visitó en 2022 en Italia. De cada una de ellas aprendió algo esencial.

Su hermana, la única que vive, fue una constante fuente de apoyo y fortaleza para ambos, siendo así declarado por el propio Papa. Pese a la diferencia de años. María Elena tiene 77 ambos compartieroninfancia entre una familia numerosa, en Buenos Aires.