Un nuevo libro golpea a la monarquía británica y deja a Carlos y Guillermo por los suelos: "Irritables y caprichosos"
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Informalia
El experto en realeza Tom Quinn está a punto de sacar al mercado su último libro, Yes Ma'am: The Secret Life of Royal Servants, un recopilatorio de los secretos mejor guardados de Buckingham Palace contados por los propios empleados de los Windsor. Asistentes, cocineros y mayordomos que narran cómo es el día a día junto a una de las familias reales más emblemáticas de la historia. No salen bien parados: "El rey Carlos III es irritable y exigente".
El libro describe al monarca como un hombre de "mal carácter" y acostumbrado a "dar órdenes". "El rey Carlos le confesó una vez a un miembro de su personal que, si creces con gente que hace todo por ti, te invade una mentalidad de terror permanente de que, si tuvieras que hacerlo tú mismo, estarías completamente perdido. Dijo: 'Es el único beneficio de ser príncipe de Gales (como lo era Carlos en aquel entonces) las 24 horas del día y los 7 días de la semana", recoge el texto. Habla también de estrictas rutinas en la vida de Carlos III: "Hay que lustrar los zapatos, dejar los trajes planchados y elegir las corbatas el día anterior. Además, los baños deben realizarse exactamente a la misma hora todos los días".
Un carácter caprichoso, perfeccionista y cuadriculado que, según los ex empleados de Buckingham, ha heredado su hijo, Guillermo de Inglaterra: "Se cabrea con mucha facilidad, sobre todo si las cosas no se hacen como a ellos les gusta. Ambos se irritan muy rápido".
En la misma línea describen al príncipe Andrés: "Andrés siempre se comportó como si estuviera frustrado por no ser el primogénito y, por lo tanto, destinado a convertirse en Rey. Esta frustración lo convirtió en un poco abusivo en privado". Relatan, incluso, algunas anécdotas del ex de Sarah Ferguson, como que despidió a un empleado porque "no soportaba un lunar en su cara" o a otro por llevar "una corbata de nailon". No guardan buen recuerdo de él: "Actuaba como un clásico matón escolar. No podía resistirse a ser imperioso, mandón y de mal carácter si algo salía mal o no se hacía exactamente como a él le gustaba".
Harry y Meghan, los más queridos
La imagen de Carlos, Andrés y Guillermo contrasta con la que se ofrece del príncipe Harry y Meghan Markle, mucho más amable: "Es uno de los tipos más agradables y fáciles de tratar", aseguran sobre el príncipe. "Ella era una modernizadora por naturaleza. Era alguien que quería hacer las cosas y cambiar el status quo. De hecho, era muy buena para persuadir a algunos miembros del personal, incluso a los más jóvenes, para que se pusieran de su lado".
Sí admiten, sin embargo, que la actriz llegó a palacio con sus propias normas y pocas ganas de aprender o adaptarse: "Estaba tan segura de sí misma que se notaba que quería dirigir las cosas en lugar de aprender sobre la familia real". Y añaden: "Ella creía firmemente en agarrar al toro por los cuernos, excepto que la familia real no es realmente un toro".