Casas Reales

La travesía del Felipe VI en el buque que ahora acoge a Leonor, contada por el vicealmirante Rafael Martí Narbona

  • "El rey Juan Carlos me pidió que tratara al príncipe como un guardiamarina más", relata el vicealmirante
  • "Hoy suben a los palos protegidos con un arnés pero Felipe no lo tuvo"
  • "Felipe no cabía en la cama por su altura"
El príncipe Felipe en el Juan Sebastián Elcano, en 1987

Beatriz Cortázar

Este fin de semana no ha habido medio que se haya resistido a informar de la salida de la Princesa Leonor a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano. La imagen de los reyes Felipe y Letizia desde tierra despidiendo con lágrimas a su primogénita, que estará fuera de casa durante los próximos cinco meses, ha traído a la memoria lo que su padre también vivió cuando era Príncipe de Asturias y comenzaba su gran travesía. Entonces fue el almirante Rafael Martí Narbona quien estaba al mando. Con él recordamos esos meses junto a don Felipe, "un guardiamarina más" como hoy ocurre con Leonor. "No hubo privilegios ni nada parecido. Fue uno más, tal y como me pidió su padre el rey Juan Carlos", asegura Martí.

A sus 93 años e instalado en Valencia, donde vive con algunos de sus hijos y nietos (su mujer falleció en 2023), el almirante ha perdido la visión pero no la memoria. Estos días han sido sus hijos, también oficiales de la Marina, los que le han informado sobre la salida del buque escuela con la Princesa a bordo. Uno de ellos acompañó la salida de Elcano en su velero y por eso el testimonio ha sido de primera mano y con todo lujo de detalles. Cuando Martí izó las velas con Felipe a bordo, en el año 87, ya había realizado la travesía con otra dotación pero le prolongaron la estancia para que llevara al Príncipe.

P: ¿Cómo recuerda su estancia con don Felipe en Elcano?

R: Fue algo muy emocionante e interesante. El Príncipe llegó solo y no quiso que se le rindieran honores ni nada parecido. Le recibí como se merecía y acto seguido se unió a sus compañeros para realizar todos los preparativos de un viaje que duró algo menos de seis meses.

"Felipe no cabía en la cama por su altura"

P: ¿Cómo fue su vida dentro del buque escuela?

R: Tengo que aclarar que antes de ese momento, el Rey Don Juan Carlos me invitó a comer en el Palacio de la Zarzuela y en ese encuentro me dijo que quería que su hijo fuera un guardiamarina más. Que tuviera los mismos horarios, turnos, la misma cama… Fíjate que el pobre tuvo que dormir encogido porque con sus casi dos metros no cabía, pero jamás se quejó. Compartió la 'camareta' con todos distribuidos en literas. Lo recuerdo muy agradable porque quiso participar en todos los eventos, incluso los más divertidos que se celebran en un viaje tan largo, como es la noche de disfraces, donde se lo pasó en grande, por supuesto disfrazado. Es verdad que en los primeros momentos me llegaban recados de que estaba muy cansado, porque evidentemente no venía con la formación de sus compañeros, que ya llevaban tres años en la Escuela Naval, y para él era un exceso, pero yo me hacía el sueco y no se cambiaba nada. Durante las primeras semanas lo pasó mal porque no era fácil seguir el ritmo y hacer todas las tareas. Hay una gran labor física y es una formación dura. Por ejemplo los turnos de guardia, que nadie se libra, son horas de sueño que no se recuperan. Hay que estar atento a las clases, a las observaciones. En su caso se añadía que cuando llegábamos a puerto había muchos actos y es verdad que una vez desembarcaba se transformaba en el Príncipe de Asturias para cumplir con sus obligaciones. Don Felipe tuvo el detalle de pedir que le acompañara a todas esas visitas institucionales, como fue la recepción que nos dio el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, y otros presidentes y embajadores. Al Príncipe le ofrecían dormir esos días en hoteles de lujo y jamás lo hizo. Siempre volvía al buque escuela y además cuando nos disponíamos a entrar me hacía la guardia de honor como todos los oficiales y siempre dejaba que pasara primero. Sabía distinguir cuándo era guardiamarina y cuándo Príncipe de Asturias.

Tuve la enorme suerte de llevar a España a bordo, frase que repetí mucho en esa época. La única vez que se hizo el protocolo fue cuando se despidió de la travesía en Baltimore, ya que iba a regresar a España en avión. Ahí se le rindieron honores y el barco le despidió como se merecía, con todas las velas cubiertas y todo el mundo en su sitio. Se despidió personalmente de absolutamente todos y desde tierra vio cómo Elcano zarpaba para seguir su recorrido de vuelta. Sé que cuando regresó, completó su formación en un buque de guerra, donde debió estar cerca de dos meses completando su preparación.

"Se lo pasó muy bien y disfrutó como todos de la fiesta de disfraces"

P: El Rey Felipe es un apasionado de la astronomía y eso le vine de su vocación marina.

R: Evidentemente tiene un espíritu muy marino porque le encanta la mar y, francamente, creo que lo pasó muy bien en Elcano.

P: ¿Los guardiamarinas del Juan Sebastián corren riesgos?

R: En aquellos tiempos no estaban tan protegidos como hoy porque subían a los palos sin protección de un arnés. Es indudable que trabajar con las velas tiene cierto peligro, sobre todo en la noche, pero gracias a Dios en los dos años que yo estuve no pasó nada. Felipe no llevaba ninguna protección especial y además, por su estatura, le tocaba subir por el centro de la vela, que es para los más altos. Evidentemente yo estaba preocupado pero la orden fue que le tratara como uno más y así hice todo el tiempo.

"Las primeras semanas se quejó mucho del cansancio pero yo me hacía el sueco"

P: ¿Qué recuerdo más especial guarda de esos meses?

R: Tengo un gran cariño y respeto a don Felipe y creo que en eso soy correspondido. No olvidaré nunca la visita al presidente Reagan porque fue algo muy especial a la vez que infantil, ya que no paró de hablarnos de su rancho, pero son vivencias bonitas e irrepetibles.

P: En esos años no había mujeres a bordo.

R: En ese año la dotación (los marinos no decimos tripulación), además de los oficiales, tenía todavía marineros de reemplazo porque aún existía el servicio militar. Hoy ya son todos profesionales.

P: Supongo habrá vivido con especial atención la salida de Elcano con la Princesa a bordo.

R: Desgraciadamente me he quedado ciego y no puedo ver nada pero mi hijo, que es oficial de la Marina y le encanta la vela, fue uno de los que acompañó al barco durante veinte millas en su salida y me mandó un audio para que escuchara todo bien.

P: ¿Cambia esa experiencia la vida de los que van a bordo?

R: Creo que es muy formativo y no solo por el amplio plan de estudios sino también por la enorme convivencia que tienen dentro del buque escuela y eso hace que te acostumbres a un estilo de vida muy especial. Normalmente, las navegaciones son de 30 días y te aseguro que no son una juerga. Son días de mar, de ejercicios, de subir a los palos, izar las velas… Ese tiempo en el mar hace que te comportes de una manera especial y aprendes a convivir con todos los compañeros.

P: Supongo que pasarán por tempestades y no sé si momentos de máxima tensión.

R: Evidentemente organizas una previsión del plan de viaje con el itinerario y luego es el tiempo que te encuentres. El barco, te aseguro, se defiende perfectamente, incluso en grandísimos temporales. Hay travesías que en principio son de buena mar pero todo puede pasar. Lo que sí se puede afirmar es que es un barco muy seguro. Ten en cuenta que fue botado en el año 1927 por lo que dentro de poco cumplirá 100 años sin parar y ningún percance serio.

P: Precisamente por la antigüedad es por lo que no sé si es tan seguro…

R: Sí lo es. Además se realizan las obras necesarias para que no pierda sus cualidades y tenga las mismas prestaciones porque se trata no solo de que no empeore sino que mejore.

P: ¿Hay algún ritual entre los guardiamarinas de Elcano?

R: Es muy bonito el toque de oración en la mar. Se forma la dotación en popa con la banda de música que va en el barco y cantamos todos la oración. Es el momento más emocionante del día. Tiene una letra muy bonita y supongo seguirán cantando porque somos muy reacios a cambiar las cosas. Cuando empieza la noche, se realiza el toque de oración y creo recordar que la letra dice algo así como "tú que dispones de cielo y amor/haz de la calma la tempestad/ ten con nosotros señor piedad/piedad señor, señor piedad".

P: Aparte de la banda de música, el buque escuela también cuenta con servicio médico.

R: Lleva dos médicos y yo lo que hice en mi segunda travesía fue que todos pasaran por el dentista antes de embarcar, porque en el primer viaje hubo que sacar muchas muelas y por eso la segunda vez solo hubo que extraer dos o tres muelas. Si hay una emergencia se monta un quirófano, aunque por fortuna en mis viajes nunca fue necesario, pero sé que alguna vez se ha tenido que intervenir de apendicitis o alguna otra intervención no muy complicada. Si la cosa es complicada, se intenta llegar a puerto y si es posible se acerca otro barco para trasladar al hospital.

P: ¿Cómo es su relación actual con el rey Felipe?

R: Tuve la gran suerte en 2017 de acudir al 90 aniversario de Elcano y fuimos todos los antiguos comandantes, alguno que incluso rondaba los 100 años, y fue muy agradable estar con don Felipe, quien me dio un abrazo muy cariñoso.