Casas Reales

Los cuentos chinos del príncipe Andrés de Inglaterra que explican cómo Pekín espiaba al Reino Unido


Informalia

La familia real británica, ese entramado de pompa y drama que cautiva al mundo, vuelve a ser protagonista de un relato tan surrealista como preocupante. Esta vez, el foco no está en las habituales tensiones de la corona, sino en un presunto entramado de espionaje que involucra al príncipe Andrés, el duque de York, y a un supuesto agente chino.

Lo que podría parecer el guion de una película de intrigas internacionales es, según documentos revelados y declaraciones de altos funcionarios, una historia real que pone en entredicho la seguridad nacional del Reino Unido y expone una vez más los deslices del miembro más problemático de la familia Windsor.

Un príncipe en el ojo del huracán

El duque de York, conocido tanto por sus lujos como por sus escándalos, parece haber sido un blanco fácil para las maniobras del supuesto espía chino Yang Tengbo, conocido también como Chris Yang. Este empresario, que ha vivido entre Londres y Pekín durante más de dos décadas, habría utilizado su relación con Andrés para acceder a eventos exclusivos en lugares emblemáticos como el palacio de Buckingham y el castillo de Windsor.

En el dispositivo móvil de Yang, incautado en 2021, las autoridades encontraron evidencias contundentes: mensajes, fotografías y detalles de su estrecha relación con Andrés. Entre las imágenes, figuraban encuentros con figuras de peso, incluidos los ex primeros ministros David Cameron y Theresa May, dejando claro el nivel de acceso que había logrado obtener.

El rol de Pitch@Palace en la trama

Pitch@Palace, una iniciativa impulsada por el príncipe Andrés para conectar emprendedores con inversores, se ha convertido en un punto clave de esta historia. Aunque el proyecto parecía un intento de Andrés por redimirse tras el escándalo Epstein, también fue una puerta de entrada para intereses extranjeros, incluidos los chinos.

Bajo el patrocinio de grandes bancos y multinacionales, Pitch@Palace extendió sus actividades a China, donde, según las acusaciones, los lazos entre Andrés y Yang Tengbo se estrecharon. Los correos electrónicos interceptados revelan un nivel de confianza entre el entorno del príncipe y el supuesto espía, aunque estos mensajes también muestran la desesperación de Andrés por mantener su lujoso estilo de vida.

El príncipe como blanco perfecto

El príncipe Andrés, apartado de sus deberes oficiales tras el desastroso manejo de sus vínculos con Jeffrey Epstein y el acuerdo millonario con Virginia Giuffre, quedó sumido en el ostracismo. Esta situación lo convirtió en una figura vulnerable, alguien dispuesto a aceptar alianzas dudosas para mantener su estatus y sus privilegios.

Documentos filtrados muestran cómo los agentes chinos describían al príncipe con un tono despectivo, calificándolo de "desesperado" y "manipulable". Para Pekín, Andrés era el peón perfecto: un miembro de la familia real con acceso a círculos influyentes, pero sin el respaldo ni la protección plena del palacio.

El impacto en la política británica

Este nuevo escándalo llega en un momento delicado para el Reino Unido. La relación entre Londres y Pekín se encuentra en un equilibrio frágil. Mientras el gobierno laborista de Keir Starmer intenta mantener los lazos económicos con China, los servicios de inteligencia británicos alertan sobre el peligro que representa la injerencia china en sectores clave.

La presión aumenta por parte de diputados conservadores, como Ian Duncan-Smith, quienes exigen medidas más contundentes contra el espionaje extranjero. Las demandas incluyen penalizar cualquier actividad encubierta de agentes extranjeros en territorio británico, una propuesta que podría afectar directamente a casos como el de Yang Tengbo.

El declive de Andrés y la postura del rey Carlos III

El rey Carlos III, que ha sido cauteloso al manejar la posición de su hermano dentro de la familia real, parece decidido a evitar que el escándalo salpique a la corona. Andrés fue excluido de la tradicional cena navideña en Sandringham, un gesto simbólico que refleja la voluntad del monarca de distanciarse de las polémicas de su hermano.

Sin embargo, este incidente no es solo un problema familiar. Expone las vulnerabilidades de una institución que, pese a su aparente solidez, ha demostrado ser permeable a intereses externos.

China y su sombra sobre el Reino Unido

La Comisión de Inteligencia del Parlamento británico ya había advertido en un informe que Pekín había logrado penetrar en sectores clave de la economía británica. Desde empresas hasta instituciones culturales y académicas, la influencia china parece haber llegado a todos los niveles.

El caso del príncipe Andrés no es un hecho aislado, sino un ejemplo de cómo China utiliza su red de agentes y contactos para obtener ventajas estratégicas en el extranjero. Pekín ha desestimado estas acusaciones como "historias sin fundamento", pero las evidencias presentadas por los tribunales británicos pintan un panorama muy distinto.

El príncipe Andrés, una figura que ya cargaba con una reputación manchada, se encuentra una vez más en el centro de una controversia. Su supuesta implicación en una trama de espionaje chino no solo daña aún más su imagen, sino que plantea serias preguntas sobre la seguridad y la integridad de las instituciones británicas.

Este episodio, cargado de intriga y traiciones, es un recordatorio de que la realidad, especialmente en el caso de la familia real británica, siempre puede superar la ficción.